
Con el ruido corporativo en el sector de las operadoras de mercados por la más que posible cancelación de la fusión entre la británica London Stock Exchange y la alemana Deutsche Boerse, la española BME vuelve a estar en el punto de mira del mercado. Históricamente, siempre ha sido objeto de rumores sobre una fusión. La gestora de la bolsa ganó 160 millones en 2016, un 7,6% menos.
De hecho, desde su salida a bolsa se ha dicho que en la mesa de Antonio Zoido hay una carta con un ofrecimiento de la bolsa alemana para adquirir la empresa, un extremo sobre el que BME no se ha pronunciado, si bien siempre ha defendido su independencia y su intención de mantenerse soltera.
Cotiza con un descuento del 26% con respecto al resto del sector y tras el fracaso de la operación entre la británica y la alemana gana atractivo para una posible operación. Su PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción) se queda en las 16 veces, frente a las 21,6 del sector. Para firmas como LSE o Deutsche Boerse comerse al operador supondría un esfuerzo relativamente pequeño: el valor de BME supone el 19% de la capitalización de la londinense y el 16 de la alemana.
"Que BME sea un objetivo de compra por parte de otro operador es algo histórico, al ser una compañía que está dentro de un mercado con competidores de un tamaño mucho más grande", explica Nagore Diez, analista de Norbolsa. Así, Diez considera que han aumentado las posibilidades de que se produzcan operaciones de menor calado en el sector al ser "un mercado muy competitivo, en el que lograr economías de escala es muy importante". En Bankinter advierten de que "el impasse en el proceso de concentración en el segmento puede perjudicar la evolución de la cotización a corto plazo".
"El espacio de los operadores ha sido el de una industria muy entretenida en los últimos años, algo que se ha subrayado por el número de fusiones, desinversiones y spin offs. Las empresas han realizado adquisiciones para diversificar su negocio (...). BME es la única que no ha participado en la actividad de fusiones y adquisiciones y se ha centrado en mejorar sus márgenes y eficiencias, lo que le ha valido para tener los márgenes más altos del sector en Europa", explican en UBS.
A pesar de la fuerte rebaja con la que cotiza con respecto al resto del sector, la compañía no cuenta con el favor de los analistas. BME tiene una recomendación de venta y uno de los peores consejos del sector, pero con una rentabilidad por dividendo del 6,2%. Uno de los problemas que afronta es su limitada capacidad de crecimiento. Frente a una industria en la que las ganancias crecerán de media un 18% entre 2016 y 2018, el beneficio de BME se mantendrá casi plano, en torno a los 155 millones.
"Con cerca de un 45% de su facturación proviniendo del negocio de renta variable, cualquier pérdida de cuota de mercado probablemente tendrá un impacto más grande en la línea de beneficio de BME que en el de sus comparables y esperamos que pierda 8 puntos porcentuales en los próximos 2 años, lo que impactaría sus ganancias entre un 6 y un 8%", señalan en UBS. Hoy mismo presentará sus cuentas de 2016 antes de la apertura del mercado y se esperan beneficios de 158 millones.
Tiene una caja de 260 millones
A cierre de este año, los expertos esperan que la compañía cuente con una tesorería de 259 millones de euros, el mismo nivel previsto para el año 2016. Además de los cambios que puedan producirse por las exigencias regulatorias, una de las principales dudas sobre la compañía es saber cuándo volverá a repartir un dividendo extraordinario. "De momento estimamos un dividendo complementario en mayo de 0,74 euros por acción, pero aún no esperamos que se reparta uno extraordinario", explican en Renta 4.