
Tras dos años en recesión, la economía rusa está empezando a levantar cabeza. Es uno de los mercados que mejores resultados ha dado en los últimos 12 meses, gracias a la estabilización de su economía y al rebote del crudo. Sin embargo, el atractivo de su bolsa todavía no se ha agotado.
Invertir en Rusia durante los últimos años ha sido una odisea. El país ha atravesado la recesión más larga de las últimas dos décadas, encadenando ocho trimestres consecutivos de caídas en su economía. Sin embargo, el inversor, que siempre debe intentar encontrar oportunidades en situaciones problemáticas, puede sacar tajada de la recuperación que está viviendo durante los últimos meses, a pesar de que aún hay muchos aspectos por pulir y sigue habiendo riesgos.
Con el ciclo económico a su favor, los indicadores macroeconómicos mejorando, y un precio del petróleo que ha rebotado un 102 por ciento desde los mínimos del año pasado -el crudo supone en torno a un 5,5 por ciento del PIB de Rusia, según el Banco Mundial-, la bolsa del país puso el broche a 2016 experimentando una subida del 17 por ciento durante los últimos dos meses del ejercicio. 2017 ha arrancado diferente, pero las caídas del 6,2 por ciento que sufre el índice ruso Micex han sido contrarrestadas por el efecto divisa para el inversor europeo: la ren- tabilidad queda en un descenso del 1,7 por ciento en el año. A pesar del retroceso, las perspectivas siguen siendo alentadoras.
Aspectos positivos
Uno de los atractivos más evidentes ahora, de cara a orientar una parte de la cartera al mercado ruso, es la atractiva valoración que presenta la bolsa del país: según el consenso de mercado que recoge FactSet, en 2017 el PER -multiplicador de beneficios- que ofrece el Micex es de 9,8 veces, mientras, por ejemplo, el de Brasil se mantiene en 35,9 veces y el S&P 500 en las 21,7 veces. Además, las caídas en bolsa han hecho que los dividendos que esperan los analistas alcancen el 5,4 por ciento.
En el aspecto macroeconómico muchos expertos destacan el buen momento en el que se encuentra el país: desde JP Morgan señalan cómo 2016 ha terminado siendo mejor de lo esperado, con una caída del 0,2 por ciento en el año, frente a las previsiones que apuntaban al 0,5 por ciento. Además, la revisión de 2015 ha reflejado una caída inferior a la que se venía contabilizando, del 2,8 por ciento, sorprendentemente, frente al 3,7 por ciento anunciado previamente.Desde UniCredit destacan que para este año y el siguiente la economía "crecerá a un ritmo del 1 por ciento anual", impulsada por "una recuperación del consumo". No hay que olvidar que el indicador de ventas al por menor encadenó en enero 25 meses seguidos de descensos, pero la caída fue la más baja en este periodo, del 1,6 por ciento.
Además de esto, hay que destacar que el país poco a poco está logrando reducir la elevada inflación hacia el objetivo del 4 por ciento: desde Citi destacan cómo es un nivel "razonable", y que se debería alcanzar en 2018. La estabilización de la inflación permitirá que el banco central ruso rebaje los tipos de interés, en el 10 por ciento, para ayudar al crecimiento. Además, la entidad destaca como puntos fuertes del país, "la estabilidad fiscal a la que se ha comprometido el gobierno, un aumento de las críticas al elevado peso del Estado en las empresas, y que los factores geopolíticos van a ser secundarios".
En cuanto al efecto divisa, no debería ser ahora un problema para el inversor europeo: desde Ebury, empresa de servicios de inversión especializada en divisas, creen que desde los 61,7 rublos por euro actuales, hasta final de año, la divisa rusa subirá más de un 10 por ciento, hasta los 58 rublos por euro en los que terminará 2017. Esto supondría un apoyo extra para la rentabilidad de la cartera, propiciado porque "las ventas de rublos fueron excesivas y han dejado la moneda infravalorada, lo que deja un contexto atractivo para los inversores", destaca Ebury.
El 'lado oscuro'
El petróleo estable en el entorno de los 55 dólares ha sido un gran apoyo para el país, dada su elevada dependencia de los ingresos que recibe por las ventas del recurso básico. Sin embargo, el crudo puede ser un arma de doble filo. Miguel Ángel Bernal, profesor del IE Business School, explica que "Rusia depende mucho de un recurso que creo que lleva el mismo camino que el carbón. El crudo se ha visto incapaz de llegar a los 60 dólares, y se ha visto un techo por el aumento de la producción del fracking en EEUU. Muchos analistas esperamos que en primavera haya una sorpresa y lo veamos por debajo de 40 dólares el barril", explica el profesor, quien añade como otros riesgos "la situación política, por temas de espionaje", y "una excesivo peso de préstamos de dudoso cobro".
Este aspecto es importante. Como explican en Bloomberg, el banco central ruso, con Elvira Nabiullina al frente, ha cerrado 300 bancos en tres años, debido a "malas prácticas" que han derivado en una fuerte exposición a préstamos de dudoso cobro y agujeros en el capital. Según fuentes de la agencia, estos agujeros podrían alcanzar los 50.000 millones de dólares, un 3,5 por ciento del PIB".