
La economía estadounidense despidió 2106 creciendo a un ritmo aproximado del 2,8% entre octubre y diciembre según las últimas estimaciones que baraja la Reserva Federal de Atlanta. Una tasa decente que estuvo precedida por un repunte del 3,5% en el tercer trimestre y una primera mitad del año marcada por la volatilidad de los precios del crudo, cuando el barril llegó a tocar los 27 dólares.
Con estos precedentes sobre la mesa, el último informe publicado por S&P Global indica que un total de seis de los ocho estados del país que más dependen del petróleo y el sector energético en general como son Alaska, Luisiana, Nuevo México, Dakota del Norte, Oklahoma y Wyoming sufrieron oficialmente una recesión en 2016. Sólo Texas y Montana evitaron una contracción de su actividad económica.
Datos que coinciden con las esperanzas depositadas por muchos de los votantes de estos estados en el nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, para relajar la regulación dentro del sector energético y poder así aumentar tanto la producción como la exploración. De hecho, el republicano reconoció el martes durante su encuentro con los principales directivos de General Motors, Ford y Fiat Chrysler que la normativa medioambiental así como el proceso para conseguir permisos "están fuera de control".
Precisamente, durante la jornada, Trump firmó dos nuevas órdenes ejecutivas que reanudarán la construcción de dos polémicos oleoductos, el Keystone XL y el Dakota Access. Una decisión que supone un importante paso para los productores de crudo en Canadá y Dakota del Norte pero que deshace las restricciones impuestas por la administración Obama. Ambos proyectos, valorados en 6.100 millones de dólares y 3.800 millones de dólares respectivamente, ofrecerán una mayor accesibilidad al petróleo localizado el centro del país y reavivarán la actividad en algunos estados de la región.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dio las gracias ayer al presidente por su compromiso "con una infraestructura vital que impulsará la economía y creará miles de trabajos bien remunerados". Un mensaje similar al emitido por TransCanada, el fabricante de infraestructuras energéticas que también se beneficiará enormemente de esta decisión.
Trump rubricó el martes otros tres decretos para agilizar el proceso de concesión de permisos a los proyectos de infraestructura, la expedición de revisiones medioambientales para las compañías manufactureras y asegurar con todos los oleoductos y gasoductos del país utilicen acero fabricado en EEUU.
Dakota del Norte es uno de los estados que más ha sufrido los vaivenes en los precios del crudo durante los últimos tiempos. Tanto que según S&P Global el año pasado borró el 2,6% de sus empleos mientras su economía se contrajo un 8,4%.
En otros, como Oklahoma, los presupuestos se resentirán a medida que el 13% de los contribuyentes dependen del sector energético. De hecho, según estima el informe publicado por S&P, su capacidad de gasto se reducirá en un 12,6% en sus presupuestos para 2018. Por su parte, Nuevo México ha visto como el sector energético ha recortado cerca del 26,5% de sus puestos de trabajo y bajo las circunstancias actuales se espera un impacto importante en sus presupuestos.
Aunque las perspectivas deberían mejorar este año, especialmente con la estabilización de los precios y el acuerdo alcanzado por los países de la OPEP, algunos de los estados de EEUU necesitarán tiempo para recuperarse. Según los datos del bufete Haynes and Boone, sólo en 2016, un total de 70 compañías relacionadas con el sector energético con una deuda total por valor de 56.823 millones de dólares tuvo que cobijarse bajo alguno de los capítulos de la Ley de Bancarrota de EEUU.