
La fusión de Gamesa y el negocio eólico de Siemens será efectiva en las próximas semanas pero hace meses que cotiza en bolsa y que se refleja en las estimaciones de la compañía. El consenso de mercado que reúne FactSet adelanta que la integración duplicará el beneficio neto de Gamesa, hasta los 356 millones de euros en 2018, respecto a los 177 millones que ganó en 2015.
"La operación tiene sentido estratégico -Siemens y Gamesa se complementan en producto y localización geográfica- y la nueva compañía será el líder del mercado de aerogeneradores con una cuota del 15%, frente 13% de Vestas, hasta ahora líder", reconoce Felipe Echevarría, analista de Banco Sabadell.
En el parqué, la fusión ha llevado a las acciones del grupo español a revalorizarse un 24% desde principios de 2016, dando continuidad a una vertical tendencia alcista que se inició en julio de 2012, desde 1 euro, y que solo se ha visto interrumpida seriamente por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el pasado 9 de noviembre, que, por momentos, puso en duda el crecimiento de Gamesa en la primera economía del mundo, uno de sus principales mercados.
Pero, finalmente, la corrección que sufrió Gamesa ante la mayor inclinación del nuevo presidente de los Estados Unidos por las energías tradicionales frente a las renovables ha sido vista por los analistas como una oportunidad para tomar posiciones en el valor, que ya remonta cerca de un 12% desde los mínimos post Trumpazo.
Actualmente, el 70% de los expertos que siguen la cotización de la compañía recomienda comprar sus acciones. Un 23% aconseja mantenerlas y solo un 7% venderlas. Y, de media, fijan su precio objetivo en 22,70 euros, por encima de los máximos históricos que conquistó en los 22 euros el pasado 22 de septiembre, precio en torno al que se encontraba justo antes de que Donald Trump empezara a adelantar en las encuestas a su rival demócrata, Hillary Clinton.
Al potencial alcista que tiene hasta este nivel, del 15%, se suma el dividendo extraordinario de 3,75 euros por título que abonará Siemens a los accionistas como consecuencia de que el acuerdo que se cerró a mediados de 2016 tomó forma de fusión y no de oferta pública de adquisición (opa). La fecha en la que se efectuará la retribución se conocerá una vez se complete el acuerdo que la compañía estima que se cierre durante este primer trimestre del ejercicio que acaba de comenzar.
Dudas en EEUU
"Existen elementos suficientes para creer que el efecto final de la victoria de Donald Trump será menor del que descontó el mercado en un primer momento", considera Ángel Barandalla, experto de Norbolsa, quien incide en que "el mercado estadounidense cuenta con el viento a favor de las ventajas fiscales aprobadas hasta 2019, en que en EEUU 29 estados cuentan con objetivos propios en materia de renovables y en que el futuro de la eólica no dependerá del apoyo o no de un presidente u otro si no de la capacidad competitiva de su tecnología". En este sentido, la eólica ya es competitiva tanto si se compara con el carbón, como si se hace con el gas natural.
Por el contrario, para Citi, "el crecimiento de la industria verde y su rentabilidad continúan siendo muy sensibles a los aspectos regulatorios y, en este sentido, cualquier cambio, tanto global como regional, puede provocar variaciones en las perspectivas del mercado". Eso sí, Ángel Barandalla recuerda que "gran parte de los centros productivos de la industria eólica en EEUU se concentra en estados gobernados por republicanos".
Beneficios históricos
De momento, lo cierto es que las expectativas no se han enfriado. De hecho, las firmas de inversión adelantan ya que Gamesa cerró 2016 superando los beneficios históricos que consiguió en 2007, cuando ganó 220 millones de euros. Las previsiones apuntan a que el año pasado elevó el beneficio histórico hasta los 286 millones de euros, un 30% más de lo que se esperaba a finales de 2015.
La compañía de hoy poco se parece a la de antes de la crisis. Una de las principales fortalezas de la Gamesa actual, más allá de la integración con el negocio eólico de Siemens, es la diversificación que presenta su actividad. Por ejemplo, mientras en 2007 ni siquiera estaba presente en India, en el primer semestre, el gigante asiático de 2016 supuso el 32% de su cifra de negocio total.
Desde el departamento de análisis de Bloomberg recalcan, precisamente, que su fuerte exposición a países emergentes latinoamericanos, a China y a India "debería asegurar más crecimiento en el año 2017". Y añaden que "esto contrasta con sus comparables, que están más expuestos a Estados Unidos y la Unión Europea".
Este contexto ha conllevado que Gamesa haya tenido un comportamiento en bolsa muy distinto al de sus principales competidores en el sector eólico a nivel mundial. Mientras la española se ha revalorizado un 27% en el último año, Vestas sube un 6%. Peor le ha ido a Nordex, que cae un 35%. Principal razón por la cual, la danesa es la que se compra más barata por PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción), a 14 veces, frente a las 18 a las que cotiza Gamesa.