Bolsa, mercados y cotizaciones

El yuan cede un 11% desde la primera devaluación y el mercado prevé otro 4%

La divisa china fue una de las grandes protagonistas del mercado en 2016, con la caída de enero y la paulatina depreciación que vivió durante el resto de año. Desde la primera devaluación, que se produjo en agosto de 2015, el yuan ha cedido ya un 10,7% frente al dólar. Y los expertos del consenso de mercado que recoge Bloomberg esperan que caiga otro 4% este año, desde los 6,95 yuanes por dólar en los que cotiza actualmente, hasta los 7,25 en los que se moverá en 2018.

El ya finalizado 2016 empezó con el susto mayúsculo que dio China a los mercados mundiales, devaluando su divisa en las primeras jornadas del ejercicio, provocando que las bolsas arrancasen el peor año de su historia. La razón de la devaluación era tratar de impulsar el crecimiento económico por esta vía, ya que los beneficios de las empresas exportadoras aumentan y el déficit comercial del país se reduce.

Sin embargo, las consecuencias para el mundo podían ser realmente negativas, teniendo en cuenta que ya se estaba lidiando con un problema deflacionista, y la medida china todavía podía empeorar más esta situación, al obligar a los fabricantes de todo el mundo a adaptarse, bajando sus precios para poder competir con el gigante asiático.

Caída sin sobresaltos

Después de la devaluación se produjo un periodo de dos meses de subidas, pero desde marzo la cotización del yuan no paró de caer, prácticamente todos los meses. Sin embargo, se ha tratado de un retroceso silencioso, que no ha supuesto grandes sobresaltos para los inversores: la divisa perdió un 6,46% en 2016.

Las políticas que podría implementar Donald Trump respecto a China pueden facilitar este movimiento, según explican desde UBS, destacando que "si impusiese el arancel del 45% a los bienes chinos, el yuan llegará a los 7,1 o 7,2, por las implicaciones negativas para la balanza comercial del país asiático, las inversiones exteriores directas, y los flujos en los porfolios".

Sin embargo, en la fluctuación de esta moneda no sólo influye Trump, ya que la propia situación económica de China puede fomentar una mayor caída de su divisa. No debe olvidarse que el país asiático ya no es capaz de crecer a un ritmo superior al 7% interanual, tal como hacía antes, y el nivel que algunos expertos destacaban en el pasado como el ritmo adecuado para no empezar a generar desempleo.

Según fuentes citadas por The Wall Street Journal, "las burbujas en ciertos activos de China y la incertidumbre sobre el crecimiento del país van a ser los principales factores que afecten a las expectativas de depreciación del yuan".

Y es que China podría estar creando, o haber creado ya, una burbuja inmobiliaria, según muchos expertos. Ante este panorama, los ciudadanos chinos pueden estar invirtiendo su dinero fuera del país, la llamada fuga de capitales. Si el dinero se utiliza para comprar activos en el exterior, la divisa cae.

El país se defiende

Por su parte, China está intentando frenar una depreciación excesiva del yuan, lo que se está viendo reflejado en las reservas de divisas extranjeras que maneja el país: estas se redujeron en un 8,3% en 2016, hasta los 3,05 billones de dólares, desde los más de 3,3 billones que mantenía a principio del año pasado. La caída responde a que el país está vendiendo estas monedas para comprar yuanes, y apoyar, de este modo, la subida del yuan, para evitar dar más sustos o generar peor sentimiento sobre su economía.

El último movimiento que ha llevado a cabo el país para tratar de frenar la caída de su divisa llegó en la última semana de 2016, cuando las autoridades anunciaron que han añadido 11 nuevas monedas a la cesta con la que se calcula el valor del yuan, una medida que tiene efecto desde el pasado 1 de enero ?China fija el tipo de cambio del yuan frente al dólar de esta forma, controlada por el Estado, y basándose, a partir de ahora, en 24 divisas diferentes, y no en 13?.

La moneda que ha perdido más peso en la forma de medir el valor del yuan ha sido el dólar, que pasa de suponer un 26,4% a un 22,4%. Esto está orientado a protegerse de la fortaleza que espera que viva el dólar estadounidense, ahora que la Fed ha encarado la senda de la subida de tipos, una medida que tiende a aumentar el precio de una divisa, de forma general.

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