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Del petróleo al aceite de oliva: el gigante Glencore se establece en Madrid

Aceite de oliva. Getty

Glencore, la casa de trading suiza cuya caída y resurrección ha sido una de las grandes historias del desplome de las materias primas de los últimos años, tiene un nuevo producto en el punto de mira: el aceite de oliva. Y para ello ha abierto una pequeña oficina en Madrid.

Es un paso pequeño (tan pequeño que ni siquiera aparece en su web que opere con aceite de oliva) pero es un paso significativo para el mayor operador de materias primas del mundo. Este interés en uno de los productos más típicos de España no quiere decir que se haya olvidad de su negocio tradicional, como muestra  su reciente inversión en la productora de petróleo rusa Rosneft, 11.000 millones de dólares junto a Qatar que sorprendieron al mercado. 

Glencore se caracteriza por comprar y vender materias primas tradicionales con grandes mercados, ya sea carbón, petróleo, cobre o trigo. Pero tampoco hace ascos a productos mas de nicho, como el vanadio o los garbanzos. Su llegada a Madrid se produjo hace alrededor de año y medio, según ha confirmado la propia Glencore a Bloomberg, pero no ha dado más detalles sobre sus operaciones.

Demanda creciente de aceite de oliva

El aceite de olvia es un nicho interesante para hacer dinero por dos motivos, motivos que tienen que ver tanto con la oferta como con la demanda. Por el lado de la oferta, los cambios meteorológicos de los últimos años, entre sequías y diluvios, están convirtiendo a los mercados de aceite de oliva en muy volátiles. Esto hizo que, por ejemplo, en 2015 los precios tocaran máximos de 20 años para después desplomarse este año. 

De hecho, los problemas de producción solían ser habituales cada seis o siete años, y cada vez están siendo más frecuentes. En tres de los últimos cinco años estos problemas han sido evidentes.

Mientras, por el lado de la demanda, sus conocidos beneficios para la salud están haciendo que su consumo se incremente en todo el mundo, especialmente en los mercados emergentes. De hecho, según los cálculos del banco holandés Rabobank, la demanda va a superar la oferta el año que viene.

El Consejo Oleícola Internacional, con sede en Madrid, calcula que los problemas de esta temporada en todo el sur de Europa traerán una reducción de la producción de un 14%. España, primer productor mundial con una cuota del 40%, la reducirá un 6%, Italia un 49% y Grecia un 19%.

Esta caída de producción se está notando de nuevo en los precios a finales de este 2016. El aceite de oliva virgen extra en el sur de España se ha disparado desde noviembre, y acumula una subida del 50% en los dos últimos años.

Con todo, el aceite de oliva es un nicho que no ha desarrollado un mercado de futuros al uso como tantas otras materias primas y productos similares, como el aceite de soja o el de palma. España intentó crear uno en Jaén, la capital del aceite de oliva, desde 2004, pero la Junta de Andalucía lo liquidó ante el escaso volumen.

Muchos grandes actores de la agricultura internacional tienen negocio con el aceite, pero la mayoría se centra en el embotellamiento, no en la compraventa de  la materia prima, por lo que la iniciativa de Glencore es, en cierto modo, pionera. 

El problema es que la producción es apenas de 3 millones de toneladas, mientras que la aceite de soja o o elde palma es 20 mayor. "No podemos ignorar el aceite de oliva. Los consumidores son muy fanáticos", concluye Henri Rieux, portavoz de Bunge, multinacional agroalimentaria.

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