
Los analistas más pesimistas que recoge FactSet opinan que buena parte de la cartera está sobrevalorada. Sin embargo, hay tres firmas para las que les queda recorrido hasta para este tipo de expertos: Melia, Allergan y Engie.
Melia (MEL.MC)es la compañía que mejor parada sale en este aspecto ya que sus títulos en el año se han dejado sólo un 10,8%. Aun así, los expertos más pesimistas del mercado sitúan el valor justo de sus títulos en los 11,70 euros, lo que, a precios actuales, significa un potencial a doce meses vista del 8,28%.
El comportamiento de Allergan (AGN.NY)ha sido, sin embargo, el peor de las tres compañías de esta clasificación. Sus títulos ceden desde que diera arranque el ejercicio cerca de un 38%. Sin embargo, cuenta con un potencial para los más bajistas del 5,58% ya que estiman que sus títulos deberían cotizar en la zona de los 202 dólares.
La firma ha sufrido en el parqué el proceso electoral de Estados Unidos. Y es que, la primera mujer candidata a la presidencia de la primera economía del mundo, Hillary Clinton, publicó en Twitter comentarios acerca de la pertinencia de rebajar el precio de los medicamentos, provocando que las acciones del sector biotecnológico se movieran a la baja. Sin embargo, su derrota en los comicios parece que despeja las dudas sobre este aspecto para el sector.
La última en esta clasificación es Engie (GSZ.PA), para la que el precio objetivo que le otorgan los expertos menos optimistas es de 12,50 euros, lo que desde su cotización actual es un recorrido alcista a doce meses vista del 1,34%. En 2016 registra unos números rojos del 24,9%
A la inversa de lo que le ha ocurrido al sector farmacéutico, la compañía, que ha enfocado cada vez más su negocio a las energías renovables, no se ha alegrado de la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos celebradas el pasado mes de noviembre.
Y es que, el candidato republicano no parece muy comprometido con el desarrollo de las energías limpias al mismo tiempo que busca la independencia energética de su país a través de la potenciación de fuentes energéticas más tradicionales como pueden ser el petróleo o, incluso, el carbón.