En un nuevo golpe para Wells Fargo, los reguladores estadounidenses rechazaron el martes por segunda vez lo que comunmente se conoce como su "testamento en vida", es decir, el plan de la entidad para enfrentar un posible descalabro sin hundir al resto del sistema financiero. La reforma financiera Dodd-Frank obliga a las grandes entidades bancarias del país a poner sobre el papel cómo enfrentarían una reestructuración de sus activos en el caso de una crisis financiera como la que hizo morder el polvo a Lehman Brothers en 2008.
El pasado mes de abril, la Reserva Federal y la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC, por sus siglas en inglés) rechazaron los testamentos en vida de Wells Fargo y otros cuatro grandes bancos a los que obligó a revisar sus planes antes de octubre.
En un comunicado emitido el martes, ambas agencias confirmaron que las propuestas de J.P. Morgan Chase, Bank of America y Bank of New York contaron con el visto bueno de los reguladores. Sin embargo, las de Wells Fargo contaron de nuevo con "deficiencias". En este sentido, la FDIC y la Fed especificaron que el banco con sede en San Francisco no solucionó dos de las tres áreas que preocupan a los supervisores: la de racionalización legal y la de servicios compartidos.
Es por ello que se impondrán "restricciones tanto en la expansión de las actividades internacionales como las operaciones no relacionadas con la banca comercial", señalaron ambas agencias federales. Además, Wells Fargo tendrá que presentar un nuevo testamento a finales de marzo del próximo año. Si dicho plan no cumple con las condiciones de los reguladores, los reguladores reduciran el tamaño de los activos de la entidad fuera de sus actividades comerciales. A partir de entonces, si los problemas continúan durante los próximos dos años, el gobierno puede forzar al banco a deshacerse o vender ciertos activos.
