Bolsa, mercados y cotizaciones

Los planes de empleo viven su peor año al frenarse la aportación empresarial

  • Salen 604 millones entre septiembre de 2015 y 2016
  • El patrimonio en estos productos cae por primera vez desde 2011

El primer pilar del sistema de pensiones (la Seguridad Social) en España está roto; y el segundo (los que aportan las empresas y sindicatos a sus trabajadores), se tambalea. Según los datos de Inverco, los planes de empleo han sufrido prestaciones netas por valor de 604 millones de euros hasta septiembre (último año natural), la mayor salida de dinero desde que existen datos. Un goteo de ahorro que, lejos de tratarse de algo puntual, se incrementa desde el año 2012.

A pesar de que son el segundo pilar del sistema de pensiones en España tal y como está planteado (el primero es la pensión pública), los planes de empresa solo suponen una tercera parte del ahorro total para la jubilación. Según los datos de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones existen unas 14.000 empresas en España que cuentan con un plan, "pero solo el 0,3% de ellos corresponde a pymes, que es donde se concentra el 80% de los empleados", puntualiza Ángel Martínez, presidente de Inverco. El reto es que estas últimas se acaben incorporando al sistema.

Por qué no triunfan

La principal razón por la que este producto no termina de despegar es que "el plan de empresa es un coste salarial más", explica Adama. "Si la empresa y sindicatos no se ponen de acuerdo para que ese coste se compense con otras cosas, va a ser difícil que lo implementen. Además, los sindicatos tampoco los están reclamando activamente, entre otras cosas, porque hasta ahora la tasa de sustitución en España es la segunda más alta de Europa, solo por detrás de Luxemburgo", apostilla. Se refiere al porcentaje que cobra el jubilado español sobre su último salario cotizado que, según los datos de la OCDE, actualmente ronda el 76% y que en el año 2060, según sus previsiones, se desplomará hasta el 49% . La insostenibilidad del sistema de pensiones con cada vez menos cotizantes por jubilado (debido al envejecimiento de la población) es el motivo por el cual el Gobierno ha reabierto las comparecencias del Pacto de Toledo para buscar soluciones.

No es el único pero. En el año 2013, relata Aldama, "el Gobierno incluyó en la base de cotización las aportaciones a planes de empresa y, por lo tanto, están sujetas a la cotización de la Seguridad Social. Supone un coste adicional a las empresas que se estuvieran planteando poner en marcha un plan de empleo". Y es que, tal y como asegura Fernando Luque, editor senior de Morningstar, "no se fomenta que los trabajadores aporten a su plan de empleo, las aportaciones dependen casi en su totalidad de las empresas". Muestra de ello es que solo 4 de los 20 mayores planes de empleo han recibido aportaciones netas en el año, según Inverco: el de los empleados de Mapfre, Santander, Sabadell y Gas Natural Fenosa.

En realidad, los planes de empresa siempre han tenido puesta la etiqueta de conservadores, ya que destinan una alta parte de sus carteras a renta fija. Un activo que, precisamente, les ha provisto de abultadas ganancias gracias al rally que ha experimentado en los últimos años pero que, dadas las señales de agotamiento que muestra la deuda desde hace meses, ha provocado que los gestores tengan que replantear su estrategia. Según los datos de Inverco a cierre de septiembre, los fondos de pensiones (tanto planes de sistema individual como planes de empresa), han reducido su exposición a deuda hasta niveles pre crisis en el 57,4% (año 2007), y, por consiguiente, han aumentado su peso a renta variable hasta el 23,5%.

Y es aquí donde radica buena parte de su poco éxito: en sus bajas rentabilidades. Según estos datos, el 40% de los planes de empleo que se comercializan en España desde hace 15 años no ha conseguido batir a la inflación desde entonces, lo que debería ser el primer objetivo de cualquier producto de ahorro a largo plazo.

Las alternativas que sí crecen

Las aportaciones a planes privados son la tercera pata del sistema. Y, al contrario que en empleo, su patrimonio ha crecido un tenue 0,45% desde enero, hasta 68.315 millones. Aunque estos son los vehículos más utilizados para canalizar el ahorro de cara a la jubilación, existen otras alternativas que se han hecho un hueco durante los últimos años: los seguros de ahorro.

El instrumento más parecido al plan de pensiones es el Plan de Previsión Asegurado (PPA) pero, además, ofrece una rentabilidad garantizada. Sin embargo, pese a estos reclamos, la realidad es que no está ganando tantos adeptos porque suele invertir su cartera en renta fija en inmuebles, que a día de hoy ofrecen una escasa rentabilidad. Sus provisiones (equivalentes al patrimonio en los planes) suponen el 7% del ahorro total en previsión, y han crecido un 4% en el último año, hasta 12.884 millones de euros.

En ello hay que tener en cuenta el efecto SIALP, es decir, el de los Planes Ahorro 5, cuyas provisiones se han incrementado un 175% durante los últimos 12 meses, según los datos de Unespa; eso sí, desde niveles muy bajos, ya que tan solo hay 1.662 millones de euros, un 1% del ahorro total. Los homólogos que más están triunfando son los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), ha incrementado sus provisiones un 31% en el último año, hasta 9.749 millones de euros, y ya suponen un 6% del ahorro total.

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