
Cuenta Jesús Cacho que cuando asistía a la inauguración, en 1994, del primer hotel gestionado por una empresa española en la Cuba revolucionaria, en una multitudinaria rueda de prensa consiguió preguntar a Fidel Castro que "en qué condiciones estaría dispuesto a dar paso a unas elecciones libres, como le estaba solicitando la comunidad internacional". La pregunta desbordó la locuacidad del admirado revolucionario para la izquierda y denostado dictador para la derecha, y Gabriel Escarrer padre debió pensar en aquel momento que poco iba a durar Meliá en Cuba.
Después de casi un cuarto de siglo, la comunidad inversora asocia al grupo balear con Cuba. Incluso se piensa que es el germen de su expansión internacional, aunque la aventura pionera abriendo destinos vacacionales de los Escarrer primero fue en Bali, en Indonesia, hace 34 años, y poco después llegó Cuba, Dominicana, el Mediterráneo...
Mientras los defensores y detractores de Castro discuten si 'fue' o se 'convirtió' en la pesadilla de quien trata de arrebatarnos nuestros sueños (Ernesto Che Guevara), para Meliá es una secuencia más en la cadena de noticias positivas que arrastra la compañía. Primero porque pone a Cuba, un pequeño país turístico, en el foco de la actualidad mundial. Segundo porque serán muchos los exiliados cubanos que volverán a Cuba después de jurar aquello de no regresar hasta la muerte del dictador.
Meliá tiene el honor de ser la mejor recomendación del Ibex 35, según la Liga Ibex de elEconomista, en competencia con ACS y Merlin. Incluso el viento le viene a favor tras la victoria de Trump por la fortaleza que le ha dado al dólar, camino de superar su resistencia frente al euro de 1,046. Gabriel Escarrer hijo explica que "el 57% de los ingresos de Meliá son en dólares. Me atrevería a decir que somos una compañía dolarizada basada en España".