
Cuando se cumplen cinco meses desde que los británicos llevasen a cabo la votación en la que decidieron abandonar la Unión Europea, las consecuencias para los ciudadanos del país siguen aflorando. Si el Informe de Riqueza Mundial publicado el martes por Credit Suisse reflejaba que el Reino Unido era el país que sufría la mayor pérdida de riqueza, con una caída de 1,5 billones de dólares debido a la caída de la libra, la debilidad de la moneda del país también va a perjudicar a sus ciudadanos a la hora de hacer la compra.
Según ha señalado Justin King, antiguo consejero delegado de Sainsbury's, los precios en los supermercados del país se elevaran "al menos un 5% los próximos seis meses". Así, el empresario británico ha indicado en declaraciones al programa Newsnight de la BBC que la caída en el valor de la libra causará "un profundo cambio" para las empresas del sector.
"Entre el 40% y el 50% de todo lo que compramos tiene su origen en el extranjero en alguna moneda distinta de la libra, por lo que con los tipos de cambio actuales podríamos esperar que esos productos sean en torno a un 10% más caros. Y si extrapolamos eso a la mitad de lo que adquirimos, implica a una inflación del entorno del 5%", declaró a la cadena pública británica, que recuerda que el directivo hizo campaña a favor de la permanencia en la Unión Europea.
Estas declaraciones han sido apoyadas por Ian Wright, director general de la Federación de Comida y Bebida, que aseguró al mismo programa que espera que los precios "crezcan el próximo año en algún lugar intermedio entre el 5% y el 8%". Desde el Brexit, el dólar se ha apreciado un 20% frente a la divisa británica, el yen japonés un 15% y el euro lo ha hecho un 12%.
La polémica del Marmite y del Toblerone
Las declaraciones del antiguo jefe de uno de los mayores supermercados del Reino Unido no son las primeras que apuntan en este sentido. En los últimos meses dos polémicas sobre el precio de los alimentos han copado las noticias en el país: Este mismo mes Toblerone, propiedad de Mondelez, redujo un 10% el peso de sus chocolatinas para afrontar el aumento en los costes de fabricación.
Anteriormente, Unilever y Tesco mantuvieron una disputa de precios que provocó que los productos del fabricante anglo holandés no estuvieran disponibles de forma 'online' en la cadena de supermercados, lo que provocó la falta de 'Marmite', un producto muy popular en el país.