Muchos inversores pudieron despertarse ayer con la sorpresa de ver unas bolsas que no sufrieron el temido Trumpazo. La jornada del miércoles transcurrió más tranquila de lo que se preveía, pero no fue así durante la noche previa, cuando los mercados de todo el mundo sufrieron episodios de volatilidad vertiginosos a medida que se iban conociendo los resultados electorales de los diferentes estados del gigante norteamericano.
elEconomista pasó la noche en las oficinas de Ebury, empresa española de servicios financieros especializada en divisas, cuyos traders no pararon de recibir llamadas de consulta de sus clientes durante la madrugada española del miércoles.
Hubo cuatro activos especialmente afectados por las elecciones: el dólar estadounidense, que se movió entre una subida del 0,9% y una caída del 2,4%, los futuros del S&P 500, bailando entre un avance del 0,8% y un descenso del 5,01%, que incluso llegaron a cerrarse durante la noche al pasar ese umbral de caída; el oro, que llegó a caer un 0,5% pero terminó subiendo hasta un 5%; y el peso mexicano, que arrancó con subidas de hasta el 0,81% frente al dólar y posteriormente acabó cediendo un 11,84%, marcando nuevos mínimos históricos en ese cruce. Estos fuertes bandazos no continuaron el miércoles, en un día de mercado muy distinto al que siguió al Brexit, quizá porque se descontó que Trump no tendrá suficientes apoyos para tomar las medidas que ha planteado en campaña y, además, como explican desde Ebury, por el hecho de que "Trump tiene solución porque se le puede echar en cuatro años, en las próximas elecciones, mientras el Brexit será definitivo y no tendrá vuelta atrás".
Florida inició el 'Trumpazo'
La madrugada española fue testigo de cómo los datos que se iban ofreciendo por parte de los principales medios de comunicación americanos dieron la vuelta a todas las previsiones que daban la victoria a la candidata demócrata.
Pese a que la noche electoral comenzó tal y como se esperaba, con los Estados del noreste cayendo del lado azul y los primeros del centro, como Indiana, haciéndolo del rojo, todo empezó a nublarse para los asnos a partir de las 2 de la mañana, cuando los primeros datos de Florida, territorio crucial por su composición social y su aporte de 27 electores, daban una pequeña ventaja al candidato republicano.
Como si de un pequeño temblor se tratase, los mercados empezaron a temerse el terremoto que estaba a punto de comenzar. Los territorios seguían cayendo de uno y otro lado sin mayores sorpresas. A partir de las 3 de la madrugada, el dólar, el peso y el oro resultaron ser el mejor termómetro de lo que estaba sucediendo -ver gráfico-.
El comportamiento de estos activos reflejó la trascendencia de los datos de Michigan y Wisconsin, feudos históricamente demócratas que se rendían al poder del discurso de Trump, y que, junto a la confirmación de la victoria republicana en Florida, sentenciaba definitivamente la batalla electoral.