El fantasma chino sigue asentado en la alcoba de los mercados. Ayer volvió a recordarlo, con la caída que sufrieron las acciones de las firmas del país que cotizan en dólares: el índice 'Shanghai B-share' -se creó en 1992 con el propósito de que hubiese títulos disponibles para inversores extranjeros y particulares chinos- cerró ayer con pérdidas de 6,2%, al caer con rapidez durante la última hora del mercado. Se trata del día más bajista que ha vivido este selectivo desde enero, cuando China contagió a los mercados de todo el mundo y generó un 'crash' bursátil en el arranque del año, debido a una nueva devaluación del yuan.
De hecho, la divisa china sigue teniendo hoy en día un papel importante dentro de la situación del mercado. A pesar de que la situación parece haberse estabilizado, y las caídas del yuan están siendo menos pronunciadas que en el pasado, algunos inversores pueden no estar fiándose del todo, temiendo que se vuelva a producir un episodio similar a enero o agosto de 2015. Ayer mismo, el yuan marcó un nuevo mínimo de seis años frente al dólar, al caer un 0,05% en ese cruce y terminar la jornada en los 0,1484 dólares. Como se puede apreciar en el gráfico, la moneda china ha seguido cediendo terreno frente al billete verde y desde la devaluación de enero ha perdido un 2,1% en el parqué.
Algunos expertos consideran que China está empezando a dejar de ser un problema para el sentimiento del mercado, ya que la devaluación de la divisa está siendo ordenada durante los últimos meses, y no cómo se hizo en el arranque de año y agosto de 2016. Sin embargo, turbulencias como la de ayer ponen de manifiesto que el gigante asiático todavía es inestable, y podría volver a actuar como el termómetro del mercado.
¿Por qué el desplome?
Fuentes de Bloomberg intentan explicar la rápida caída que vivieron ayer los títulos chinos en dólares -el índice de clase A de Shanghai también cayó con fuerza durante los últimos minutos de la jornada, pasando de mantenerse prácticamente plano a caer más de un 0,7%-, barajando una venta masiva por parte de un gran inversor institucional, debido a que la semana pasada, los reguladores chinos publicaron nuevas normas que incrementan el control sobre las cuentas de no residentes en el país, a partir del año 2017.
Otras fuentes de la agencia destacan que el sentimiento de mercado es pobre y esto está detrás de un contagio en las ventas de muchos inversores en este tipo de activos. Por último, otra explicación alternativa es que cada vez aumentan más las facilidades para comprar títulos chinos a través de otros canales, como por ejemplo la conexión que hay con el mercado de Hong-Kong, con lo que los inversores pueden estar perdiendo interés de invertir a través del índice de clase B.
