Bolsa, mercados y cotizaciones

La recompra de acciones cae a mínimos de 2013 y estanca los máximos de EEUU

  • Las firmas encontraban más rentable invertir en sí mismas que en su negocio

La recompra de acciones, uno de los principales catalizadores de la bolsa estadounidense, está dando síntomas de agotamiento. Al menos, lo suficiente como para poner en tela de juicio la capacidad que tienen los índices americanos de batir sus máximos históricos, básicamente porque es, junto a la política expansiva de los bancos centrales, el principal motivo que ha llevado a EEUU a subir más de un 200% desde los mínimos de 2009. Las recompras realizadas por las firmas del S&P 500 acumulan siete meses de caída, según 'Bloomberg'.

Si se toma como referencia el dato del mes de junio (último periodo con cifras ya cerradas), las cotizadas del S&P 500 destinaron algo menos de 41.000 millones de dólares a readquirir sus acciones, la menor cifra desde comienzos de 2013 -ver gráfico-. Y esto implica un cambio de tendencia. Antes, las firmas encontraban más rentable invertir en sí mismas -vía acciones- que en ampliar su negocio -vía capex-. Ahora, han dejado de creer tanto en una opción como en otra.

"La recompra de acciones caerá un 15% en el tercer trimestre del año comparado con el segundo, debido al menor número de solicitudes realizadas por las compañías", apunta David Kostin, responsable de inversiones globales de Goldman Sachs. Y no es algo nuevo. Durante el primer semestre las firmas del S&P invirtieron en sus propios títulos 335.000 millones de dólares, frente a los 454.000 millones del mismo periodo del año anterior. Y la situación no va a cambiar mucho, al menos este trimestre, porque "más de un 75% de las compañías del S&P están ya en periodo de blackout (bloqueo) de recompras, previo a la temporada de resultados", sostiene. Y, entretanto, los índices estadounidenses parecen estar congelados cerca de los máximos históricos que marcaron el pasado 15 de agosto en el caso del Dow Jones (el más alejado, hasta un 2,3%, de máximos) y el S&P; y el 22 de septiembre si se trata del Nasdaq 100 y el Russell 2000, que aglutina a las medianas y pequeñas compañías. "El fin del ciclo está cada vez más cerca y el endurecimiento de la política monetaria es otra amenaza sobre Wall Street, cuyo potencial parece estar ya mermado", sostiene Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG. Ahora bien, el corto plazo es otra historia "mientras el mercado" siga comportándose "de manera irracional", según Javier Urones, de XTB, que, apelando a aquello de no llevar la contraria a la tendencia, reconoce no haber visto jamás "más posiciones perdedoras que las de un corto en el S&P".

Motivos para "no comprar"

Lejos de la tradición europea, más centrada en el reparto de dividendos, las firmas estadounidenses siempre se han caracterizado por recomprar sus propios títulos como vía para premiar a sus accionistas. De 2012 a 2015, el desembolso de las firmas del S&P ascendió a los 1,7 billones de dólares, según Goldman Sachs. Pero ahora es cuando empieza a tener cierto sentido un cambio de mentalidad, fundamentalmente por cuatro motivos.

Para empezar es comprensible que, con una bolsa en máximos, los líderes de las compañías tengan cierto reparo a la hora de creer que el mercado puede todavía seguir subiendo. Además, las firmas americanas del S&P 500 destinaban un 130% de sus ganancias, según un reciente informe de TrimTabs Investment Research, a comprar sus propios títulos y a pagar dividendo. Es decir, más dinero del que ingresaban.

Una tercera razón está íntimamente relacionada con los bancos centrales. El fin a una etapa de tipos cero -que podría llegar en diciembre por parte de la Fed- hará más costosa la financiación de las empresas. Esto ha llevado a que un 37% de la bolsa americana esté en manos, precisamente, de americanos, apunta el banco. Y no hay que olvidar el que se ha convertido en el nuevo cisne negro de los mercados: una posible victoria de Donald Trump, que hoy se antoja más lejana.

Las últimas estimaciones de voto, elaborada por el portal RealClear Politics, conceden a la líder demócrata, Hillary Clinton, el 48,1% de los votos, frente al 44,3% que otorgan a la candidatura del republicano Donald Trump. Se trata de la mayor ventaja en favor de Clinton desde el pasado 4 de septiembre, cuando se encontraba también cerca de 4 puntos porcentuales por encima de su rival.

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