
La tecnología que está por venir puede parecer mera ciencia ficción, pero lo cierto es que cada vez más gestoras analizan las compañías que darán qué hablar en la próxima década y en las que el inversor debería empezar a fijarse ahora.
No hace muchos años pensar en un servicio de mensajería instantánea como WhatsApp sonaba futurista. Hoy es una de las herramientas de comunicación más utilizadas del mundo. Y es que uno de los grandes atractivos que guarda la tecnología es que lo que en estos momentos parece ciencia ficción, puede hacerse realidad mañana. En este sentido, varias son las ramas que, si bien no están maduras en la actualidad, tienen una gran proyección, sobre todo para el inversor de largo plazo que logre identificarlas. Hablamos del Internet de las Cosas (IoT), el almacenamiento en la nube, la realidad virtual, la inteligencia artificial, la inmuno-oncología o incluso de la ciberseguridad. A grandes rasgos "podríamos clasificar la tecnología en tres grupos: la tradicional, la emergente, donde se incluye el big data, y la naciente, donde se enmarca la realidad virtual y la inteligencia artificial", señalan en Fidelity. En ellos se esconden las Apple de la próxima década.
Es cierto que el IoT no es algo desconocido y forma parte del presente, pero sus posibilidades aún están por descubrirse, principalmente porque se compone de miles de millones de objetos sensoriales que pueden procesar información y comunicarse entre sí mediante WiFi. De hecho, se espera que en 2020 haya 25.000 millones de dispositivos conectados (tres veces más que la población actual) y, según IDC, este mercado alcanzará los 1,7 billones de dólares en apenas cuatro años. "Los productores de hardware que hacen posible el IoT, son los beneficiarios más evidentes, pero pueden existir ganadores de segundo orden en todos los sectores; como por ejemplo, empresas de ropa que consiguen incorporar la conectividad a internet en la ropa -el Proyecto Jacquard de Google es una alianza con Levis para crear ropa inteligente-", indican desde Fidelity. En opinión de TBCAM, "la verdadera oportunidad de inversión en este ámbito no son tanto los dispositivos propiamente dichos, sino más bien las empresas susceptibles de beneficiarse de los datos generados, almacenados y analizados a partir de tendencias tan significativas a largo plazo".
Pero quizás, una de la tecnología más prometedora es la realidad virtual (VR), tan usada en la industria del videojuego -las gafas Oculus Rift de Facebook llegarán al mercado europeo en septiembre mientras HTC y Alphabet trabajan en las suyas. Sin embargo, su aplicación no se ciñe solo a esta industria. También se baraja su uso en el ámbito sanitario, para tratar fobias o incluso para la formación de cirujanos. Asimismo, en ciertas profesiones de riesgo, como los servicios militares, se recrearían escenarios a modo de práctica que difícilmente podrían trasladarse a la realidad. Mientras tanto, una vía para invertir en la inteligencia artifical es precisamente mediante las compañías de semiconductores y unidades de procesamiento gráfico (GPU), que fabrican esos componentes que hacen posible aplicar la realidad virtual, como Alps Electric e Imagination Tech.
Tampoco debe perderse de vista el ámbito de la inteligencia artifical, donde IBM se está posicionando con fuerza gracias a Watson, su cerebro artifical -esta división cognitiva comenzó a andar en 2005-. Puede procesar cientos de millones de documentos y hacer un análisis de la información en apenas unos segundos. Para que se haga una idea de lo que supone, piense en un médico que tenga que consultar millones de documentos para encontrar la información que necesita, ¿cuánto tiempo tardaría? La creación de IBM lo hace en segundos. Bank of America Merrill Lynch (BofAM) estima que este mercado, junto al de los robots, alcanzará los 153.000 millones de dólares en 2020, realizando ellos el 45 por ciento de las tareas de fabricación para 2025 frente al 10 por ciento actual. Desde este banco de inversión identifican algunos sectores que podrían verse beneficiados, como el de la automoción, con compañías como continental AG o Delphi; el de las finanzas, donde señalan a Black Knight; o el aeroespacial, entre otros, con Lockheed Martin o Thales. En este apartado también son interesantes las empresas de semiconductores, como Infineon Technologies, que se beneficiarán del crecimiento de, por ejemplo, los vehículos autónomos. Mientras en el ámbito de salud uno de los sectores con mayor proyección es el de la inmunoterapia y en concreto la inmuno-oncología. Se trata de utilizar el sistema inmunológico del cuerpo para combatir el cáncer. Según Citi, este tipo de medicamentos logrará ventas anuales de 35.000 millones de dólares a medio plazo y supondrá el 60 por ciento de los tratamientos contra el cáncer en 2023 frente al 3 por ciento actual. "Esto convertiría a la inmunoterapia en el mayor mercado de la medicina y transformaría la faz del tratamiento del cáncer tal como lo conocemos", arguyen desde Fidelity.
También "está tomando mucha importancia la ciberseguridad", señala Raquel Blázquez, gestora de carteras en Ibercaja Gestión. "El tráfico de datos crece a tasas del 40 por ciento y existen compañías como G4S, que capitaliza 4.600 millones de libras, que presentan una exposición alta a esta temática", añade.
Cómo engancharse a la tecnología del futuro
El problema para el particular reside en identificar este tipo de compañías. La parte buena es que existen hasta 30 fondos que invierten en estas temáticas (nueve de ellos de gestoras españolas) y una veintena de ETF?s (o fondos cotizados), según Morningstar. Es más, BlackRock acaba de lanzar recientemente una gama de ETF?s temáticos entre los que se encuentran iShares Healthcare Innovation y iShares Automation & Robotics: el primero invierte en empresas orientadas a la innovación en segmentos específicos del sector de la salud y el segundo, en empresas innovadoras en diversas tecnologías, como la robótica de producción y la tecnología que te puedes poner en el cuerpo. En Inversión a Fondo hemos seleccionado aquellos fondos que, además de encontrarse entre los más alcistas del año, exigen una inversión mínima inferior a 5.000 euros. Todos ellos tienen en común, también, que hace años que se fijaron en las ahora archiconocidas Apple o Alphabet y que, en los últimos meses, han tomado posiciones en empresas que para muchos son hoy auténticas desconocidas.
De ellos el que mejor comportamiento logra es DNB Technology Retail A, creado en 2007 y que tiene entre sus principales posiciones a Alphabet, Playtech -un proveedor de juegos en línea y software de apuestas- y Microsoft. Sube un 11,05 por ciento este año y requiere una inversión mínima de 1.000 euros. Entre sus últimas adquisiciones figuran la estadounidense Vishay, que fabrica semiconductores; Canadian Solar, una canadiense dedicada a la fabricación de productos de energía solar o Avigilon, que fabrica software de vigilancia. Le siguen Pictet-Digital Communication P y Polar Capital Global Technology R, ambos con avances superiores al 10 por ciento este ejercicio y con subidas anualizadas mayores al 18 por ciento en los últimos cinco años.
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