
Los activos financieros de riesgo han mantenido las subidas durante el mes de agosto, y, en general, han recuperado los niveles previos al Brexit. La contribución de los bancos centrales ha sido clave para mantener la calma en este mes: tanto el Banco de Inglaterra como el Banco de Japón han tomado medidas de estímulo monetario adicionales. Además, un ciclo económico expansivo, ligeramente ralentizado en el segundo trimestre, y leves repuntes controlados de inflación conforman catalizadores para elevar las primas de riesgo de las acciones y estrechar los diferenciales crediticios. Sin embargo, los bonos gubernamentales han cedido levemente, rompiendo la tendencia del primer semestre del ejercicio. En todo caso, cabe destacar el comportamiento de los bonos corporativos, especialmente el del crédito high-yield de duraciones más elevadas, que gana más de un 1% mensual tanto en Estados Unidos como en Europa.
En renta variable, tanto los mercados desarrollados como los emergentes han seguido mostrando un buen comportamiento. Las primas de riesgo exigidas han disminuido ligeramente al calor del ciclo. Por segundo mes consecutivo, los valores cíclicos han batido a los valores defensivos, y se ha disipado parte del riesgo sistémico del Brexit. Ahora bien, seguimos viendo niveles de valoración exigentes en el corto plazo dada la velocidad de la recuperación con muchos activos y mercados cercanos a máximos.
En este contexto, los activos sin riesgo se mantienen en terreno negativo, con lo que conviene entrar en duraciones muy altas para obtener rentabilidad en la parte larga de la curva o buscar activos de baja calidad crediticia, donde el diferencial resulte atractivo. Además, las rentabilidades de los activos monetarios más seguros seguirán en negativo debido a la represión financiera de los bancos centrales. Por ello, hay que asumir riesgo divisa para poder encontrar una alternativa rentable en activos monetarios, que siguen siendo completamente necesarios para mitigar la volatilidad de las carteras ante momentos convulsos donde todo riesgo se correlaciona.
En cuanto a la deuda pública, los bonos periféricos siguen contando con el apoyo del BCE y las primas de riesgo, fundamentalmente las de España e Italia, siguen ofreciendo un devengo y una TIR interesante para este entorno. Por ello, seguiremos recomendando tenerlas en cualquier cartera de inversión.
En deuda corporativa, seguimos apostando por la inversión más conservadora en high-yield. El escenario de ratios de impago no ha cambiado con las perspectivas económicas futuras y el componente de devengo de los intereses ocupa un papel relevante para obtener rentabilidad positiva. La gestión flexible y global es más importante que nunca por factores como la diversificación y el control de la volatilidad de episodios venideros.
En bolsa, seguimos siendo neutrales en los grandes bloques desarrollados. En términos regionales, preferimos las bolsas de la eurozona, seguidas de Asia. En la eurozona, hay potencial de aumento de márgenes de las compañías y en Asia hay potencial de crecimiento, sobre todo del consumo. Prevemos un menor recorrido para las bolsas de Estados Unidos por valoración y unos márgenes en máximos. En todo caso, creemos que la mejor manera de sacar partido al panorama actual de la renta variable es aprovechar la divergencia entre sectores y entre valores. Es clave elegir compañías que cuenten con beneficios superiores a la media, y que tengan una valoración razonable. Un proceso de inversión basado en factores como la calidad, el valor y la baja volatilidad nos siguen pareciendo acertados. También puede ser atractivo el colchón que ofrecen valores con dividendo estable, previsible y una creciente diversificación geográfica y sectorial.
Las divisas, en general, se han tomado un respiro mostrando un comportamiento bastante estable. Lo más destacable lo hemos visto en Japón. Los anuncios de un mayor programa de compra de bonos (quantitative easing) por parte del banco central y las advertencias del Gobierno de un yen demasiado fuerte (llegó a apreciarse más de un 20% contra el dólar americano) han provocado un movimiento depreciador que seguramente continúe. Mantenemos la posición principal de riesgo en dólares americanos ante las divergentes políticas monetarias.
Por último, para descorrelacionar y diversificar riesgos seguimos apostando por las estrategias alternativas y de gestión flexible. Conviene seguir buscando ideas que complementen la rentabilidad que la liquidez no ofrece.
En resumen, la cautela es imperante para proteger el capital y no perder rentabilidades a estas alturas de año. Nuestra recomendación para septiembre se apoya en los siguientes puntos: liquidez, posición neutral en bolsas desarrolladas, sobreponderar Europa, positivos en bolsas asiáticas y cautos en duración y crédito. El ciclo de contracción de las primas de riesgo ha sido largo y nuestro acercamiento conservador no cambia al combinar factores de riesgo en una cartera. Mantenemos concentrada la posición de cobertura con una inversión en dólares americanos, además de la liquidez, que además de cubrir un papel mitigador ofrecerá rentabilidades adicionales cuando la Reserva Federal continúe subiendo los tipos de interés.