
Nuevos candidatos que canalizan discursos antisistema, 'euroescépticos' e, incluso, xenófobos en las principales economías amenazan la paz en los mercados financieros.
"Los políticos populistas no son la causa del malestar actual, sino más bien un síntoma". Esta reflexión de Michael S. McKenna, analista de Saxo Bank, incide con precisión en el corazón de la incertidumbre que destilan las citas electorales que vienen. Las urnas cobran una relevancia no recordada para el mercado después de que las papeletas introducidas en el Reino Unido el 23 de junio sumaran más apoyos al leave (abandonar la Unión Europea) que al remain (permanecer) en contra de los pronósticos. Esta traumática experiencia hace temer cualquier ascenso de los llamados populismos en las principales economías occidentales. Y los hay a pares: Donald Trump en Estados Unidos, Beppe Grillo en Italia o Marine Le Pen en Francia. Hasta Angela Merkel tiene que preocuparse del euroescepticismo aglutinado por Alternativa para Alemania.
"En los países del sur de Europa, la crisis ha despertado un populismo de izquierdas, mientras que en los países más ricos ha significado un auge de la extrema derecha", analiza Aurelio García del Barrio, profesor del IEB. Sean de una o de otra ideología, los nuevos actores políticos comparten elementos adversos para los mercados como el respaldo de "una mayor presencia estatal", según reseña Jaime Díez, analista de XTB, la xenofobia, el euroesceptismo o el discurso antisistema que tan bien teatraliza Donald Trump. "Todo lo que conlleve una economía menos liberal tiene implicaciones bajistas para las bolsas", coincide Gonzalo Recarte, experto de Orey Financial.
A la incertidumbre que genera la concurrencia de los populismos emergentes en las citas electorales se une, como reconoce Marian Fernández, analista de Andbank, que "los sondeos previos no van a ser muy fiables". Y efectivamente, la inexactitud de las encuestas no ayuda a rebajar los riesgos. El Brexit demostró que llegada la cita electoral, cualquier resultado es posible. Por eso, pese a las encuestas favorables a Hillary Clinton, una victoria de Donald Trump no se puede descartar y éste es el principal peligro que atormenta a los mercados. "Incluso ciertas voces del Partido Republicano abogan por la victoria de la candidata demócrata", repara García del Barrio, quien piensa que "tenía el potencial de ser el candidato ideal de Wall Street, pero sus ortodoxas propuestas y su imprevisibilidad no gustan". "Su victoria puede provocar que predominen las ventas en el corto plazo, sobre todo en ciertos sectores", previene Jaime Díez, de XTB.
Cronológicamente, la primera fecha crucial en el calendario político -sobre todo, en Europa- es el referéndum que se celebrará en Italia entre finales de octubre y principios de noviembre sobre las reformas constitucionales abordadas por Matteo Renzi, el actual primer ministro. "Es una nueva página de inestabilidad para el país en el peor momento, ya que el problema del sector bancario no se ha resuelto todavía", comenta Christopher Dembik, de Saxo Bank. El no en el referéndum podría cobrarse, además, la cabeza del propio Renzi, aunque, según explica Anabel Laín, de Ibercaja Gestión, "el miedo al populismo del Movimiento 5 Estrellas ha hecho que el primer ministro se plantee que su continuidad dependa del resultado".
De ganar el no, "el principal impacto lo recibirá el sector financiero", señala Marian Fernández, de Andbank. Un contratiempo que engordaría el lastre que arrastra un índice tan bancarizado con el Mibtel, que pierde más de un 20 por ciento en el año, y "que podría penalizar al resto de sector en Europa", opina Christopher Dembik. "La mayor parte del riesgo ya se ha cotizado", considera Anabel Laín. "Tampoco hay que dramatizar estos acontecimientos", interpela, por su parte, Rafael Hurtado, profesor de EAE Business School, quien cree que "España es un buen ejemplo". Cierto es que, "a pesar de las dificultades de formar gobierno", el Ibex 35 ha logrado cerrar el hueco bajista que abrió tras el Brexit, hito que consiguió el Dax 30 alemán antes de que terminara agosto.
Eso sí, previas al referéndum italiano, el 2 de octubre, otras dos citas caldearán el clima de incertidumbre política en el Viejo Continente: las elecciones en Austria, donde la extrema derecha parte con posibilidades reales de victoria y el plebiscito en Hungría sobre las políticas migratorias de la Unión Europea. "El proyecto europeo se encuentra en un momento crítico y cualquier vuelco negativo tiene un efecto multiplicador y puede traducirse en posiciones bajistas", alerta Aurelio García del Barrio, del IEB. La gravedad de la situación se medirá definitivamente en las elecciones que se celebrarán en Francia y en Alemania en 2017, donde el Frente Nacional de Marine Le Pen y Alternativa para Alemania de Frauke Petry se posicionan frontalmente contra el euro y abogan por una ruptura de la Europa común. "Para que los populismos llegaran a impactar a las bolsas, no es suficiente con que sean fenómenos crecientes, sino que deberían acumular una sucesión de victorias contundentes", matiza Jaume Puig, de GVC Gaesco, quien recuerda que "incluso la victoria más importante que han tenido los populismos hasta la fecha, el Brexit, está siendo muy suavizada".