
El día 24 de junio todos nos levantamos con la sorpresa de que Reino Unido había votado "sí" al Brexit. La reacción de los inversores fue clara: vender activos de riesgo (bolsa) y comprar activos refugio (bonos, oro y dólares). Sin embargo, pasado poco más de un mes desde aquel nuevo crash de mercado la fotografía es bien distinta. Ni todos los bonos suben, ni todas las bolsas caen.
De hecho, mientras que el MSCI World apenas registra alzas del 1% desde el 23 de junio o el MSCI Europe pierde un cerca de un 3% desde entonces, el índice de emergentes MSCI Emerging sube casi un 5%. Y esa diferencia en cuanto a precios ha tenido su réplica en lo que respecta a los flujos en ETF (fondos cotizados), ya que según los datos de BlackRock, en el mes de junio los fondos que replican a la bolsa emergente captaron 4.300 millones de dólares, frente a las entradas de 900 millones que obtuvieron los ETF de bolsa estadounidense o las salidas de 1.600 millones de ETF de bolsa europea.
Hay varias razones que lo explican. La primera, su modelo económico. Según explica Ana Guzmán, country head de Aberdeen AM en Iberia, "los efectos más importantes que tendrá el Brexit se basan en la relación comercial con la UE, no con los países emergentes, que tienen escasa dependencia de la economía británica". De hecho, según los datos de Mirae AM, el país asiático que más exporta a Reino Unido es Tailandia y en porcentaje sobre el PIB esas exportaciones son inferiores al 1%.
"Los países emergentes establecen sus relaciones comerciales o bien entre ellos mismos o bien con EEUU. La Unión Europea no es que sea algo insignificante para el 20%, pero no será el factor dominante que influya en sus relaciones comerciales o cifras de crecimiento?, apunta Allan Conway, responsable de mercados emergentes de Schroders.
De hecho, "aunque estos países están lógicamente expuestos a un decrecimiento de la economía global o a miedos deflacionistas las economías emergentes se verían menos impactadas que las desarrolladas debido a las fuertes relaciones comerciales que mantienen entre ellas y el soporte de la demanda doméstica", apunta Conway.
El otro factor que ha provocado el interés por los mercados emergentes es el impacto que el Brexit puede tener en la política monetaria de la Fed. A este respecto cada vez son menos los analistas que pronostican una subida de tipos de interés en EEUU en septiembre y eso supone un freno en la apreciación del dólar, lo que beneficia a muchas economías emergentes que en los últimos años han aumentado su deuda en dólares.
Además un dólar no tan al alza sustenta la recuperación de las materias primas (aunque no de todas) y los emergentes son grandes exportadores de commodities, lo que repercute positivamente en sus economías.
Convencen a los gestores
Y por último, está el tema de las valoraciones en sus mercados, que ya empiezan a convencer a los gestores de fondos. Según la última encuesta de Bank of America Merrill Lynch, la exposición en sus carteras a emergentes está en máximos de los últimos 21 meses, de media están en un 6% sobreponderados.
"La exposición a EEUU y emergentes es previsible que aumente en el segundo semestre del año porque los datos macro siguen mejorando y en el caso de los emergentes hay una visión muy alcista", apuntan desde BofA. Recalcan que en términos de rentabilidades anualizadas a 5 años los emergentes dan un 10% menos que los desarrollados, lo que es la mayor prima desde el periodo comprendido entre 1997 y 2001, cuando se produjo la crisis asiática.
