
Una de las primeras reacciones políticas que va a generar la salida del Reino Unido de la Unión Europea es una bajada de tipos por parte del Banco de Inglaterra, la primera que tiene lugar desde el año 2009. El regulador monetario lo hará el jueves, desde los 0,5 puntos en los que se mantienen actualmente, hasta el 0,25%, según prevén los expertos encuestados por Bloomberg.
Y es que, desde que se conoció el sí al Brexit, los expertos han incrementado sus perspectivas de bajada de tipos en el país, hasta ser un 77,1% de los encuestados los que estiman que ocurrirá en esta misma reunión: apenas un mes antes los analistas trataban de anticipar cuándo llegaría la siguiente subida en el precio del dinero. Según se explica desde la agencia, los pocos expertos que no estiman una bajada en julio la prevén para la reunión que tendrá lugar en agosto.
Así, el resultado del referéndum ha generado un tsunami en el país británico. Mark Carney, Gobernador del Banco de Inglaterra, explicó tras el Brexit que pronto serán necesarios más estímulos, explicando que existe el riesgo de que se produzca un "frenazo" en la economía británica: ya en junio se observaron algunos signos de debilidad, siendo este el peor mes de la década para las ventas al por menor, además del peor dato de confianza del consumidor en los últimos 21 años, dos indicadores importantes sobre el consumo.
¿Seguirá los pasos del BCE?
Además de la decisión sobre los tipos de interés, algunos expertos están valorando que el Banco de Inglaterra termine incrementando el programa de compras de deuda que está llevando a cabo, similar al que mantiene el Banco Central Europeo -BCE-. El programa actual que lleva a cabo el regulador británico alcanza un total de 375.000 millones de libras, un monto que podría incrementarse.
Además, algunas casas de análisis como Goldman Sachs explican que la entidad podría seguir los pasos del BCE y ampliar el espectro de deuda que compra -Goldman cree que lo hará en algún momento de este año, después de esta primera reunión-, sumando ahora bonos de compañías, lo que supondría más munición para intentar paliar los efectos negativos del Brexit.