Todo empezó hace poco más de dos semanas, la Comisión Europea vetaba la venta de O2, filial británica de Telefónica, a Hutchison al considerar que la adquisición provocaría una subida de precios. Desde entonces los rumores sobre el destino final de su filial no han cesado, pero no parece tan claro que la opción vaya a ser venderla a otro comprador, ya que Telefónica baraja quedarse con la británica, según Bloomberg.
La venta de O2 tenía un claro objetivo: reducir el excesivo apalancamiento de la operadora y proteger la calificación crediticia actual. Pero, tras la negativa de Bruselas al acuerdo de venta, el grupo ya ha puesto en marcha otras opciones para reducir sus niveles de deuda. Una de ellas, la salida a bolsa de Telxius, su filial de torres de telefonía, valorada en torno a 5.000 millones.
Aún así, todavía queda en el aire cuál será el destino final de O2, con la que iba a captar 13.470 millones de euros. A pesar de que se especuló con la posibilidad de que fondos de capital riesgo como Apax, CVC Capital y KKR estuviesen interesados en su adquisición e incluso que el propio consejero delegado de la británica, Ronan Dunne, estuviese estudiando la posibilidad de adquirirla junto con otros directivos, la operadora española estaría inclinándose hacia la idea de mantener O2, antes que buscar otro comprador, según Bloomberg.
Otra alternativa a buscar otro Hutchinson, es sacar parte de la compañía a bolsa y seguir manteniendo el control, además de otras opciones con las que cuenta para reducir deuda que no implican directamente a su filial británica: "la salida a bolsa de Telxius, la potencial venta de activos no estratégicos o participaciones minoritarias, emisiones adicionales de bonos híbridos o ajustar la remuneración a los accionistas recurriendo al scrip dividend", según la propia agencia S&P.
Y es que la imposibilidad de poder culminar el acuerdo con Hutchison ya le está pasando factura. Standard & Poor's confirmó el rating de Telefónica en 'BBB' pero empeoró su perspectiva de 'positiva' a 'estable', ya que espera que caigan sus ingresos por ventas de activos en el corto plazo.