Bolsa, mercados y cotizaciones

Una victoria de Trump aterra en la segunda parte del año bursátil

El previsible candidato republicano a la presidencia de EEUU desconcierta al mercado por sus ideas ultra-proteccionistas: si llega a la Casa Blanca, la bolsa pensará en otra recesión

Que Donald Trump no gusta al mercado es algo evidente a estas alturas de su carrera electoral hacia la Casa Blanca. Y eso que aún no es siquiera el candidato oficial del Partido Republicano. Eso sí, cuenta con 1.134 delegados, el doble que su principal adversario Ted Cruz, y se encuentra a tan sólo 103 de conseguir los apoyos necesarios para liderar la candidatura. "Trump no sólo no gusta, sino que representa un riesgo. Siempre te cabe la duda de lo que pueda llegar a hacer porque si se mantiene en la misma línea tendría en contra a los dos grandes partidos", reconocen fuentes del mercado. El controvertido empresario no sería el primer aficionado en llegar a la presidencia del país (ya lo hizo, en 1981, Ronald Reagan, con excelentes resultados después), pero sí aquel que ha despertado una mayor incertidumbre en los mercados por las políticas económicas que pretende llevar a cabo. "La más famosa de todas ellas es su extremo posicionamiento en materia de comercio pues pretende remover en su totalidad las medidas actuales que rigen en EEUU", reconoce en una carta para inversores Libby Cantrill, vicepresidente ejecutivo de Pimco, en referencia al proteccionismo excesivo del que ha hecho gala Trump durante los meses que lleva de campaña. Pero no queda ahí.

Al tiempo que entona el América para los americanos, "quiere, además, eliminar los 19 billones de deuda del país, algo que sería insostenible sin una reducción a mínimos del gasto público y una sustancial subida de impuestos". Medidas que, sin duda, no contarían con la aprobación del Congreso estadounidense, ni por parte, por supuesto, de los demócratas, pero tampoco de los republicanos, como apunta Albert Enguix, gestor de GVC Gaesco. "Realmente es una cuestión que me inquieta", reconoce José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi para España. "El riesgo de la polarización de las posturas entre la Presidencia y las Cámaras impida acuerdos que reduzcan la incertidumbre a largo plazo en el ajuste del déficit y la contención de la deuda" se le antoja arriesgado. Y la situación actual no es precisamente boyante para EEUU.

Con una economía que creció un 0,5 por ciento a cierre del primer trimestre del año, todas las miradas se posan sobre la presidenta de la Reserva Federal. Janet Yellen, respaldada por la candidata demócrata, Hillary Clinton, y vilipendiada por Donald Trump, deberá decidir, unos días antes de la celebración del Brexit en Reino Unido, una segunda subida de tipos (o no), algo que el mercado cada vez ve más improbable y retrasa hasta finales de año, según Bloomberg. Hay síntomas de cierta debilidad en la economía estadounidense, entre ellos, el consumo minorista -pulmón del país pues representa un 70 por ciento del PIB- que está disminuyendo debido, precisamente, a la incertidumbre.

Un "importante error de concepción es el de asumir que cuando el partido republicano, conocido por ser más apegado a las empresas y a rebajar los impuestos, toma el control de la Casa Blanca, eso favorece al mercado", señala Jerry Webman, economista jefe de OppenheimerFunds. El Dow Jones ha acumulado sus mayores beneficios (una media del 10,4 por ciento anual) cuando la presidencia ha estado en manos demócratas y el Capitolio dividido, como es el caso actual. No está de más apuntar otro dato estadístico: según un informe elaborado por Goldman Sachs en base a los últimos 142 años, la bolsa americana deberá hacer frente a dos casuísticas: el último año del segundo mandato de un presidente de EEUU (esto es, el octavo, como es el caso de Barack Obama) ofrece, de media, pérdidas del 10 por ciento; a lo que se suma que durante el primer año de legislatura el S&P 500 genera siempre un menor retorno, no más allá del 4 por ciento.

Wall Street le da la espalda

El sector financiero, tradicionalmente apegado a los republicanos, se ha vendido a los demócratas. Y las apuestas de los empleados de los seis grandes bancos -Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo- lo demuestran. De cada dólar apostado, 70 céntimos lo hacen a que será Hillary Clinton la próxima presidenta de EEUU, según Bloomberg, que destaca, también, cómo las donaciones al bando republicano por parte de estos mismos trabajadores han caído drásticamente durante el primer trimestre, en favor de los demócratas.

Este descrédito entre quienes manejan el dinero del país, unido a las dudas sobre la marcha de la economía, ha hecho que el S&P 500 haya "regresado ya hacia cierta tendencia bajista?, sobre todo, después de que Trump ?se perfilase como el nominado republicano", apunta Jeffre D. Saut, estratega jefe de Raymond James. Dicho esto, Saut estima que "si el S&P 500 llegase a caer de forma significativa durante el mes de mayo, serviría de refuerzo para garantizar un contexto mucho más alcista en los próximos meses".

Desde LPL Research, su estratega de mercado, Jeffrey Buchbinder, señala que "dada la falta de experiencia política de Trump este ciclo electoral es bastante atípico y a los mercados no les gusta la incertidumbre". "De aquí a noviembre veremos mucha más volatilidad en el mercado a medida que los operadores digieren las posibilidades de Trump de ganar a Clinton, si ambos son los nominados definitivos", sugiere este experto, quien incide en que "los años electorales son históricamente buenos para la renta variable, aunque no libres de volatilidad hasta que el mercado obtiene cierta claridad".

"Nos guste o no, Clinton cuenta con un amplio bagaje político y el mercado es consciente de que si llega a la presidencia no llevará consigo la misma incertidumbre que sí acompaña a Trump", reitera. De hecho, si Trump llegase a ocupar el Despacho Oval, Ian Winer, codirector de renta variable en Wedbush, vislumbra un escenario catastrófico: las acciones, dice, podrían sufrir una caída de hasta el 50 por ciento. "Si todas las propuestas del candidato llegasen a implantarse, el PER (número de veces que la acción recoge el beneficio) de las compañías del S&P 500 podría caer hasta 11, es decir, el indicador podría ceder de nuevo hasta los 1.000 puntos".

Por muy descabellado que pueda parecer a ojos europeos, Donald Trump cuenta con el respaldo de las clases populares americanas y ha conseguido pescar también apoyos en el caladero demócrata. "Hay dos cosas que valoran especialmente los estadounidenses: que seas empresario o que hayas sido militar", valora Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. Trump uno; Clinton, cero.

La candidata demócrata -sin saber muy bien por qué-tampoco convence. Mintió con respecto a su presencia en Irak y sus postulados proabortistas no gustan a parte del electorado, sostiene. Y esta falta de entusiasmo por Hillary, pone a Donald en el punto de salida. "Si ganara las elecciones sería terrible para la bolsa durante los siguientes meses", apuntan fuentes del mercado, que verían una clara oportunidad de compra. Trump asusta, es cierto, pero sus ideas no encontrarán respaldo en el Capitolio.

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