
La noticia que afecta al fabricante de automóviles japonés Mitsubishi Motors toma nuevas dimensiones. La compañía ha admitido que ha estado utilizando desde hace 25 años un método ilegal para calcular el consumo de combustible de sus vehículos. La reacción del mercado ha sido inmediata: en una semana ha pasado de valer al cambio (cotiza en Japón) 6.700 millones de euros en bolsa a 3.400 millones, esto es, la mitad.
Los títulos de Mitsubishi Motors están en caída libre desde que se destapara el escándalo el pasado martes, encadenando su quinta jornada de caídas consecutivas. Aunque a priori el fabricante de vehículos dijo que llevaba sin cumplir con los estándares desde 2002, ha sido hoy cuando ha reconocido que en realidad no lo hace desde 1991. Tetsuro Aikawa, presidente de Mitsubishi Motors, ha reconocido que "los consumidores han estado comprando nuestros vehículos basados en datos erróneos sobre las emisiones", según recoge Bloomberg.
Así, supuestamente manipularon las cifras de eficiencia energética para hacer creer que los automóviles consumían menos combustible y emitían menos gases. De momento, estas irregularidades engloban a cuatro modelos de minivehículos, dos de la propia marca (eK Wagon y eK Space) y otros dos que producía para Nissan (DayZ y DayZ Roox). Y el número de unidades afectadas alcanza unas 625.000, aunque la cifra se calculó teniendo en cuenta que las malas prácticas empezaron a mediados de 2013.
Con todo, la compañía, que ocupaba el octavo puesto por capitalización bursátil entre las japonesas del sector, ha quedado relegada a la décima posición, solo por delante de Yachiyo Industry. A nivel mundial, ha descendido diez puestos, hasta situarse en el número 43 por valor bursátil. Pero el impacto de la noticia también se ha dejado ver en su recomendación, que si ya era una venta ahora lo es de manera mucho más contundente después de que en la última semana firmas como Morgan Stanley o JPMorgan hayan reiterado la suya. Además, la media de bancos de inversión ha recortado un 6% su valoración y un 3% sus previsiones de beneficio para la firma en 2016, hasta 89 millones de yenes.
El escándalo supone otro varapalo para la credibilidad del sector, en tela de juicio tras la sonada manipulación masiva de pruebas de emisiones de Volkswagen, que se mantiene como la tercera mayor compañía del sector a nivel mundial.