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Draghi azuza a los bonos corporativos

La deuda de compañías europeas con grado de inversión se ha convertido en un activo interesante que puede ofrecer ganancias en los próximos meses gracias a las compras de bonos empresariales, sin incluir a los de la banca, que pondrá en marcha el Banco Central Europeo a partir de finales de junio. Los expertos se decantan claramente por esta opción frente a la renta fija gubernamental

En un nuevo intento por reactivar el crecimiento económico y crear inflación, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a hacer historia el jueves. En una acción sorpresiva, Mario Draghi, el presidente de la institución, anunció una serie de medidas más agresivas con el objetivo de que la política monetaria expansiva tenga efectos sobre la economía real. Aunque es mucho el escepticismo sobre el impacto que pueda tener en solitario, sin las reformas estructurales que reclama el banquero italiano desde hace tiempo a los gobiernos, lo cierto es que algunos activos financieros sí que podrán beneficiarse de la ofensiva del BCE. Esta vez es la deuda de empresas no financieras y con grado de inversión -sin incluir bonos basura- una de las claras ganadoras.

El banco central destinará, por primera vez, parte de sus compras de renta fija a estos activos. Todavía "falta por definir la operativa de las medidas, y lo único que sabemos es que comenzará a comprar a finales del segundo trimestre", como explica Fernando García, director de Mercados de Capitales para el sector corporativo y banca de Société Générale, pero, independientemente de los detalles, "tendrá un efecto muy positivo en spreads y en sentimiento respecto al crédito, porque el BCE es un comprador con una capacidad muy alta".

Todos los expertos consultados coinciden en esta idea. La expectativa es que los precios de la deuda de las empresas suban ante la gran entrada de dinero, aunque no se conozca qué parte de los 80.000 millones de euros mensuales a los que se ha elevado el QE se dirigirá al corporativo. "Lógicamente, muchos inversores se van a lanzar a la compra de bonos (con lo que subirá su precio y bajará su rentabilidad) a la espera de que en el futuro esos bonos puedan ser comprados por el BCE", afirma Miguel Llorente, gestor de patrimonios de Value Tree.

Mejor que los soberanos

No solo eso, sino que hay unanimidad al esperar que la deuda empresarial se comporte mejor que la gubernamental en los próximos meses, pese a que la institución monetaria estará adquiriendo ambas. "Como ya hay una burbuja en el mercado de soberanos, creemos que la decisión del BCE, primero tendrá un impacto favorable en los bonos privados corporativos de alta calidad", considera David Poulet, gestor de renta fija de Amiral Gestion.

Hay un claro argumento a favor de que la deuda privada puede ser la gran beneficiada, incluso más de lo que ha sido la pública en estos meses de compras. Y es que el mercado de deuda soberana es mucho más grande, y la capacidad de acción del BCE es menor, mientras que "el mercado de bonos corporativos es ocho veces más pequeño, por lo que la entrada de un comprador tan fuerte afecta mucho más a los precios", sostiene Víctor Alvargonzález, director de estrategia de Tressis. Y pone un símil: "Es como si un gran comprador entra en bolsa en un valor pequeño".

La dimensión de la deuda europea que estaría en el radar para posibles compras del BCE está en torno a 500.000 millones de euros en Europa, según los cálculos de un banco de inversión consultado.

El mercado ya se está decantando más por la deuda corporativa. El viernes, el bono español a 10 años ganó un 0,89 por ciento, y la rentabilidad se redujo hasta mínimos de diciembre, en el 1,485 por ciento, pero fue mayor la subida, del 1,63 por ciento, en el precio de deuda emitida por Telefónica con vencimiento en 2013.

Hay otra razón de peso para prever más ganancias en la deuda privada. "En los últimos meses, los diferenciales de crédito en Europa (la prima que se paga por tener un bono corporativo y no uno de gobierno) habían subido hasta niveles no vistos desde 2011, por lo que la renta fija privada ya resultaba más atractiva que la pública", apunta Miguel Llorente. "A partir de ahora la deuda corporativa puede funcionar también como refugio [hasta ahora era la pública] en momentos de turbulencia de los mercados", afirma.

Algunos índices ya recogían el apetito que estaba surgiendo por estos bonos. Es el caso del Bloomberg Euro Investment Grade European Bond. "El rally empezó a mediados de enero. Los bonos corporativos han subido más de un 1 por ciento [según este índice] este año, lo cual es mucho en un activo de renta fija. Y más si lo comparamos con otros activos como la bolsa", apunta Víctor Alvargonzález.

En el universo de bonos europeos, los españoles se encuentran entre los que podrían salir más favorecidos. Así lo cree Fernando García, que opina que "va a haber cierta convergencia de los bonos periféricos a los no periféricos. No totalmente, por la diferencias de rating", matiza, pero "se revertirá lo ocurrido en enero y febrero", cuando los de la periferia lo hicieron peor por la volatilidad.

Existe otro punto importante. Todo esto, al final, desemboca en una bajada de los costes de financiación, por lo que la figura del BCE como comprador de deuda empresarial puede incentivar a las compañías a salir más a mercado y animar a nuevos emisores. "El mercado se había abierto hace un par de semanas", y la medida anunciada por el BCE "apuntala esta tendencia", señala el experto de Société. De hecho, las operaciones en busca de financiación más barata no se han hecho esperar. Valeo, la empresa francesa de productos y servicios automóviles, colocó bonos a 10 años el viernes con una demanda superior a los 7.000 millones de euros, que Fernando García valora muy positivamente, y un estrechamiento del spread.

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