
Las reservas del Banco del Pueblo de China, su banco central, cayeron en enero en 89.100 millones de euros -99.500 millones de dólares al tipo de cambio actual-, una cantidad inferior de lo esperado, después de que en diciembre la salida de reservas fuera la más alta registrada jamás: 96.700 millones.
Las reservas totales de la entidad se mantienen en unos impresionantes 2,89 billones, pero están en el nivel más bajo de los últimos tres años, y no se vislumbra el final de una sangría que se aceleró en verano, después del batacazo que sufrieron las principales bolsas del país.
Esta tendencia negativa, según subrayan los analistas consultados por The Wall Steet Journal, no sólo genera incertidumbre por la posibilidad de que la ralentización de la economía china sea más fuerte de lo anunciado por las autoridades -hay muchas dudas sobre la fiabilidad de sus cifras-, sino también por la capacidad real de los gestores del Banco del Pueblo para mantener la estabilidad del yuan. "La noción de que China ha perdido el control de su moneda es nueva", insiste el rotativo estadounidense.
Batalla larga por la estabilidad
Un portavoz de la entidad ha tenido que salir al paso de las críticas y anunciar que China tiene suficientes reservas como para descartar un shock, y ha recalcado que la situación no se aclarará a corto plazo: "parece que será una batalla larga".
La clave de la cuestión es el volumen de reservas que le garantizarían al gigante asiático la estabilidad mientras maniobra para cambiar su modelo económico y reforzar un consumo interno que recupere la demanda perdida por los mercados exteriores. En función de la masa monetaria -el indicador M2- ese nivel no debe bajar de 1,9 billones.
Por consiguiente, con los niveles actuales de reservas de China, y con un endeudamiento de 1,3 billones -la mitad en yuanes-, el Banco del Pueblo no debería tener problemas ni a corto ni a medio plazo.