
Un día después de que Janet Yellen, capitana de la Reserva Federal, y los miembros del Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) decidieran poner fin a siete año de política monetaria ultraacomodaticia, Alan Greenspan, quien regentase el banco central de Estados Unidos durante casi dos décadas, reconoció que es "una tortura" dictar el rumbo de los tipos.
Durante una extensa charla celebrada en el Council on Foreign Relations de Nueva York, el encargado de dirigir la Fed entre 1987 y 2006 aseguró que "el crecimiento económico en EEUU seguirá siendo bajo hasta que no se atajen los programas de salud públicos y la Seguridad Social además de fomentar el ahorro y las inversiones". En este sentido, Greenspan apuntó a la inmigración y los visados de trabajo como clave importante para la prosperidad económica del país.
"Una forma de incrementar la productividad en EEUU sería una reforma migratoria e incrementar de forma dramática el número de visado H1B que autoriza el gobierno", dijo en referencia a los permisos laborales que aprueba el país anualmente para permitir que los ciudadanos extranjeros trabajen en el país. Para el que fuera presidente de la Fed, y para algunos responsable de la burbuja inmobiliaria que acabó desatando la crisis financiera de 2008, incidió en que es necesario aumentar el número de empleados extranjeros para incrementar la productividad y competitividad de la economía.
"Por el contrario, nos empeñamos en echarles, algo que es completamente extraño y raro para mí", dijo durante su charla con el presentador de la CNBC, Steve Liesman, quien moderó la charla con este octogenario.
Precisamente, la directora de política nacional de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, explicó en una entrevista con Efe que EEUU "merece" una reforma migratoria "permanente", en el primer aniversario de las medidas ejecutivas sobre inmigración del presidente Barack Obama, que siguen bloqueadas en los tribunales. Con la carrera presidencial ya en marcha, las candidaturas republicanas, como la de Donald Trump, han incendiado el tema migratorio a este lado del Atlántico.
La precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton presentó el pasado lunes su plan de reforma migratoria en facilitar el trámite de ciudadanía estadounidense y cerrar los centros privados de detención. La exsecretaria de Estado dijo que quiere ayudar a quienes cumplen con los requisitos para naturalizarse, incrementar el acceso a programas de idiomas y cerrar los centros privados de detención, lo que les permitiría acceder a una "vía para una ciudadanía total y equitativa".
"Si uno trabaja duro, si ama a este país y solo quiere construir un buen futuro para sus hijos, deberíamos proporcionarle una forma de convertirse en ciudadano estadounidense", aseguró. "Quiero poner fin a la rupturas familiares", agregó Clinton tras describir el caso de los Suárez, con quienes se reunió antes de su discurso, una familia que vive en Estados Unidos bajo la amenaza de la deportación.