
El histórico almanaque que rige a Wall Street, para aquellos que asumen que la renta variable responde a ciertos patrones, considera que los años previos a una elección presidencial en Estados Unidos, los mercados suelen ser alcistas. Sin embargo, el presente ejercicio se postula hasta la fecha como una de las posibles excepciones a los convencionalismos a pie de parqué.
En estos momentos el Dow Jones acumula caídas de más del 1,4% en lo que llevamos de 2015 mientras que el Standard & Poor´s se mantiene prácticamente plano. Pero con más del 87% del mercado descontando ya una subida de tipos de 25 puntos básicos la semana que viene, muchos tienen sus miras puestas ya en 2016. Un año que estará marcado por la carrera electoral a la Casa Blanca y donde los múltiples delfines del partido republicano prometen seguir dando que hablar, especialmente a medida que el partido se enfrenta a las primarias en los primeros compases del año que viene.
"Los resultados bursátiles de los años electorales suelen ser sólidos", advierte Sam Stovall, director de análisis de S&P Capital IQ. "El S&P 500 ha ganado una media del 6,1% durante el cuarto año de un ciclo presidencial desde 1948, y ha operado al alza en un 76% de las ocasiones", señala. Una rentabilidad que, de momento, los principales bancos parecen no apoyar. "Esperamos que el S&P 500 termine 2016 en los 2.200 puntos mientras el beneficio por acción medio será de 123 dólares", indicaba a comienzos de esta semana Dubravko Lakos-Bujas, estratega jefe de renta variable de J.P. Morgan en Nueva York.
Desde Bank of America Merrill Lynch también proyectan el mismo objetivo para el S&P 500 para finales del año que viene, lo que marcará "el comienzo de una lenta trayectoria hasta los 3.500 puntos en los próximos 10 años", aclaró Candance Browning, directora de análisis del banco. Desde su punto de vista, el año que viene la rentabilida del S&P será del 5%, el equivalente a un beneficio por acción de 125 dólares.
Trump, el efecto desestabilizador
Pero con la carrera presidencial ya en marcha, muchos temen que el candidato republicano que a día de hoy lidera buena parte de las encuestas, el empresario Donald Trump, actúe como elemento de volatilidad en la renta variable estadounidense. Si su última propuesta de impedir la entrada momentáneamente a los musulmanes que quieran viajar a EEUU ha levantado ampollas en todo el mundo, la clase financiera teme que su agresividad dialéctica siga creciendo en los próximos meses.
"Trump sigue paseándose por los platós de televisión sin inmutarse ante las críticas", explica Nigel Green, fundador de deVere Group, una de las mayores consultoras financieras independientes a este lado del Atlántico. "Esto sugiere que seguiremos escuchando este tipo de retórica por parte del multimillonario hasta el próximo mes de julio, cuando se elija oficialmente al candidato republicano", indica.
En cierta forma, durante la primera mital de 2016, a medida que el partido republicano se enfrenta a las primarias (las primeras en Iowa y New Hampshire), muchos inversores están blindando sus portafolios ante el contangio político que candidaturas como la de Trump podrían provocar entre los mercados. "Trump podría ser una de las mayores causas de volatilidad en los mercados en la primera mitad de 2016", incide Green, quien añade a los riesgos de la carrera presidencial otros ya asumidos por el mercado, como el debilitamiento chino, la caída en los precios de las materias primas y las posibles tensiones geopolíticas, como catalizadores de lo que ocurrirá en los mercados el año que viene.