
Fueron los únicos productos que cerraron septiembre con más suscripciones que reembolsos. Los inversores recurren a ellos para aparcar su inversión en tiempo de crisis pero ¿cómo distinguir los buenos de los malos?
Septiembre de 2015. Tras 32 meses de entradas de dinero en fondos, la industria española vivió sus primeros reembolsos como consecuencia de la crisis que a mediados de agosto protagonizó China. La posibilidad de que la desaceleración del gigante desemboque al final en un aterrizaje forzoso devolvió el miedo a los mercados y, por consiguiente, a las carteras de los inversores. Pero en toda guerra siempre hay vencedores y vencidos. Los segundos están claros: los bonos, las bolsas y sobre todo las divisas; pero también lo están los primeros. Se trata de los defenestrados fondos monetarios. Fueron los únicos que cerraron el mes de septiembre con suscripciones netas de 96 millones de euros, según los datos de Inverco.
Pero esa búsqueda de liquidez ya venía de meses antes. En concreto, desde junio, ya que ese mes la industria de fondos española veía cómo los fondos monetarios registraban por primera vez en el año suscripciones positivas superiores a los 300 millones. Unas cifras positivas que se han repetido cada mes desde entonces. Lo mismo sucede en el resto de Europa. Según los datos de Morningstar, los fondos monetarios cambiaron los 23.000 de reembolsos que acumularon en el mes de junio por entradas netas de dinero por valor de 27.000 millones de euros en julio. No en vano, la liquidez se convirtió en los meses de verano en el nuevo mantra de los inversores ante las renovadas turbulencias bursátiles y eso se ve también en la última encuesta a gestores de Bank of America Merrill Lynch, que cifra en un 5,5 % el porcentaje que estos inversores profesionales destinan a la liquidez en sus carteras, un nivel no visto desde que estallara la crisis de Lehman Brothers.
Sin embargo, las aguas parecen haberse calmado, paradójicamente, gracias a un mal dato de empleo en EEUU que el mercado interpretó como excusa para que la Fed aplace una vez más su subida de tipos. La reacción ha sido clara: ruptura de resistencias de las bolsas y aumento de exposición a bolsa hasta el 53 % en la cartera recomendada de Ecotrader. Un aumento que sin embargo no ha de ocultar el hecho de que el 43 % de la cartera sigue en liquidez.
Precisamente para gestionar esa liquidez es para lo que se utilizan hoy en día los monetarios. "Se convierten en atractivo ante un crash crediticio aunque sea en un entorno de bajos tipos de interés", afirma Ricardo Sánchez Seco, analista de fondos. Ese atractivo reside en que permiten la liquidez inmediata, no tienen coste fiscal ya que los traspasos entre fondos no tributan, y son considerados productos sin riesgo. Es decir, son una buena opción para aparcar temporalmente el dinero cuando el mercado viene con curvas. Pero como sucede con todos los fondos, es muy importante analizar la letra pequeña para evitar sustos, que también puede haberlos.
Cómo seleccionar
La primera letra pequeña es la comisión. La segunda variable a estudiar es la divisa. "Una divisa distinta del euro supondría un riesgo adicional", afirma Sánchez Seco. Y el tercer aspecto que hay que analizar es la cartera. Tanto en lo que respecta a la calidad crediticia como al vencimiento de los activos.