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La factura de un fondo sin secretos con el TER

El TER es una ratio que permite al inversor saber exactamente cuánto le cuesta su fondo de inversión, ya que además de los gastos típicos tiene en cuenta otros que a menudo pasan desapercibidos para éste.

Todo preparado para pasar una velada agradable en un restaurante de renombre. El ambiente lo pone fácil y la carta invita a pedirse todos y cada uno de los platos. Pero eso es imposible, salvo que quiera acabar con una factura desmesurada -y dolor de estómago, claro-. Al final la razón triunfa y decide pedir entrantes varios y un plato principal por cada comensal. Si incluye la bebida y un postre, sus cálculos apuntan a que la factura acabará siendo de unos 100 euros. Sin embargo, cuando el camarero se la facilita, es de 120 euros. ¿Qué ha pasado? Su repaso minucioso no deja lugar a dudas: no ha tenido en cuenta el suplemento del pan y tampoco el de la terraza. Con los fondos pasa algo similar.

Todo el mundo tiene claro que tendrá que asumir una comisión de gestión y otra de depósito -más las de suscripción y reembolso, si tocan-, pero pocos conocen los otros costes que llevan asociados y que también pagan. Como los de intermediación o los de auditoría, por ejemplo. Sin embargo hay una forma de medirlos todos en conjunto y es a través del TER, una ratio que relaciona los costes totales con el patrimonio del producto.

Se trata de un parámetro que incluye los gastos invisibles para el inversor, es decir, que además de la comisión de gestión anual repartidas entre gestora y distribuidor o la comisión de depósito, también abarca otros gastos que suelen ser de menor cuantía pero que también se cobran. Es el caso de las comisiones que ocasiona el registro de valores o los propios honorarios de los auditores, por ejemplo. O incluso la comisión de éxito, si la hubiese. Así que, en definitiva, el TER -también conocido como ratio de costes totales- lo que hace es agruparlos todos y ponerlos en relación con el patrimonio. ¿El resultado? Sirve para saber qué porcentaje del patrimonio se ha comido el conjunto de los gastos y comisiones del producto.

"Debido a que incluye todos estos costes, este ratio es un buen indicativo del papel que juegan las comisiones en el rendimiento de un fondo, mejor en cualquier caso que usar tan sólo la comisión anual de gestión", explican desde Fidelity. Sobre todo en un entorno como el actual, en el que el 39% de los más de 1.600 fondos de renta fija que se venden en España registra pérdidas en lo que va de año, que en el de algunos casos -como los que invierten en deuda de países latinoamericanos- alcanzan el 30%. Y unas comisiones elevadas solo pueden empeorar aún más la fotografía de estos productos. También en los de bolsa ya que, pese a conseguir mejores rentabilidades en el año, en algunos la simple comisión de gestión llega a ser de hasta el 5% -en los productos de renta fija, este peaje alcanza un máximo del 4%-. De hecho, en un estudio de Morningstar, señalan que, como era de esperar, "las comisiones de los fondos de renta variable son más altas que la de fondos de renta fija. No solo son más costosos de gestionar, sino que también suelen requerir mayor asesoramiento a los clientes. Solo los niveles de gastos en los fondos de renta variable de Estados Unidos y Holanda se sitúan por debajo del 1%. En España, Canadá, Italia e India son de más del 2%". En el caso de los de renta fija domiciliados en España, los costes suelen oscilar entre 0,6-0,85%; mientras que si se tiene en cuenta todos los que se venden en el mercado español los gastos ascienden al 1-1,15%.

"Los inversores deberían utilizar el ratio de gastos totales como el primer filtro a la hora de elegir un fondo. Sigue siendo el predictor de rentabilidad más eficaz. Lo mejor es centrarse en aquellos fondos que se encuentren en el primer o segundo quintil más barato y las probabilidades de acertar serán mayores", aseguran desde Morningstar. No obstante, cuando uno se encuentra en la búsqueda del fondo de inversión óptimo, no puede limitarse a mirar esta única ratio. Más que nada porque el TER se deja otros gastos fuera, como pueden ser los derivados de las transacciones, es decir, los que se originan al comprar y vender las acciones que componen la cartera del fondo o las comisiones de suscripción y reembolso.

Dónde consultar este dato

Pero ojo, porque analizar el ratio de costes totales fuera de contexto también puede conducir a equívocos. La razón es que puede llevar a descartar un fondo solo porque este parámetro sea elevado, cuando a lo mejor su rentabilidad justifica de sobra los gastos que conlleva porque año tras año consigue un mejor resultado respecto al que logra su categoría. De manera que es importante mirar también los rendimientos que consiguen a medio/largo plazo para ver la sostenibilidad en el tiempo y si las comisiones respaldan los peajes o no.

Ahora bien, la pregunta que muchos se harán es como pueden acceder a esta ratio. Fácil. Desde que en 2003 el Ministerio de Economía impulsara incluir en la ley de instituciones de inversión colectiva la obligación de calcular y publicar este parámetro, el inversor puede encontrarlo en el folleto que, trimestralmente, las gestoras publican con la información más significativa de sus productos para el partícipe en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

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