La compañía británica empezó el proyecto en el norte de Alaska el pasado mes de julio, invirtiendo 7.000 millones de dólares en la exploración del pozo Burger J. Sin embargo, los resultados no han sido satisfactorios y Shell abandona el proyecto al no encontrar cantidades satisfactorias de crudo y gas.
Por el momento, la aventura de exploración de Shell (RDSA.LO) en el ártico ha terminado. La empresa británica encontró petróleo por primera vez en la región a finales de la década de los 80. Durante los últimos años las empresas productoras de petróleo han sacado partido de las reservas que se encuentran en el ártico, extrayendo crudo y gas en los mares del norte.
De hecho, durante los últimos años los expertos han destacado que el deshielo en esta región hará posible la extracción de grandes cantidades de materias primas, como petróleo, gas natural, metales y minerales de diferentes tipos. El mercado especula ahora con los movimientos que llevarán a cabo los países que mantienen fronteras con la región, para reclamar un territorio que ha incrementado su valor.
Sin embargo, Shell ha decidido posponer, al menos, su búsqueda de recursos energéticos en la región cercana a Alaska tras invertir 7.000 millones de dólares en la exploración del pozo Burger J y no encontrar cantidades importantes de crudo ni gas natural. Según fuentes de Bloomberg, la compañía esperaba que los recursos en la zona americana fuesen más de 10 veces superiores al gas y el petróleo que se ha extraído hasta ahora en el norte de Europa, y planeaba explorar durante al menos dos años.
"Esto ha sido una gran decepción", declaró el lunes Marvin Odum, director de la unidad americana de exploración y producción de la compañía. Desde Bloomberg destacan que la firma ha explicado que "los indicadores reflejaban que había petróleo y gas en el pozo Burger J, en el mar Chukchi de Alaska, las cantidades que se han encontrado no son suficientes para continuar con la exploración".
La compañía añadió sobre las causas de la decisión que "los elevados costes asociados con el proyecto, además del riesgo y la incertidumbre que existe sobre la regulación federal sobre el medio ambiente en Alaska impiden seguir invirtiendo en el proyecto".
La empresa británica cerró la jornada con una caída del 2,7% en bolsa, hasta las 15,1 libras, mínimos desde el año 2010. En lo que va de año pierde más de un 32%, lastrada por los bajos precios del petróleo.