
La ley exige que tengan su domicilio social, administración y dirección en España. Montar toda esta estructura es el principal obstáculo que las gestoras extranjeras encuentran.
Juguemos a las adivinanzas. No tienen tantas ventajas fiscales como a priori pueda parecer. Tampoco consiguen rentabilidades al nivel de algunos de sus principales competidores. Y por si fuera poco, sus comisiones son más elevadas pese a que a veces no están justificadas al no aplicar una gestión demasiado activa. Sí, se trata de los planes de pensiones.
La creencia de que hace falta mejorar esta figura es unánime, sobre todo cuando el telón de fondo es que el sistema público de pensiones tiene fecha de caducidad. El cómo es el eterno debate, aunque muchos lo tengan claro y aseguren que el cambio definitivo se producirá cuando las gestoras extranjeras desembarquen en este mercado. El problema es que su llegada, por el momento, ni se vislumbra. ¿La razón? Las trabas que encuentran por el camino.
Lo que hace falta es competencia. "El plan de pensiones es el pariente pobre de la gestora a nivel de gestión", argumenta Fernando Luque, editor senior de Morningstar. El experto explica que cuando se compara entre las rentabilidades que consiguen los fondos y planes de pensiones de la misma categoría es difícil encontrar planes que lo hagan mejor que los fondos. "Lo que demuestra que existe un problema, no sé si de gestión o de comisiones", añade.
El apriorismo se cumple a largo plazo. De media, los planes de pensiones que invierten en renta variable ganan un 3,68% anualizado a una década frente al 4,12% de los fondos según datos de Morningstar. Aunque por poco, el ritual también se repite en renta fija. En este campo los planes avanzan un 1,96 por ciento frente al 2,01% de los fondos. Y en los mixtos, la diferencia es de otros 0,2 puntos a favor de los fondos. "En muchos casos, cuando se miran los gastos totales que se repercuten al partícipe se pueden encontrar barbaridades", explica Luque.
La idea de que introducir competencia mejoraría los resultados de estos productos no sólo la mantienen las partes interesadas -léase las gestoras extranjeras-, también las nacionales. Desde la de Ibercaja, Raquel Blázquez, que gestiona carteras de fondos de inversión y sicav, considera que "la competencia, que ya existe en la industria de fondos de inversión, siempre beneficia porque obliga a ser más exigente y ofrecer un mejor servicio al partícipe". A diferencia de lo que ocurre con los fondos de inversión, donde las gestoras extranjeras venden sus productos en España desde la década de los 90, los únicos planes que se pueden contratar en nuestro país pertenecen a gestoras nacionales. Lo que implica, además, que el partícipe de estos productos tenga acceso a un universo de inversión más limitado. De modo que, aunque alguien quiera dedicar una parte de su patrimonio a invertir en un plan de pensiones que confíe en el crecimiento a largo plazo de África -por ejemplo- no encuentre ningún producto para hacerlo.
En España la mayoría de planes de pensiones son garantizados -a cierre de marzo representaban un 36% sobre el total de planes individuales que se comercializan en España, según Inverco) y mixtos, que suponen otro 31%.
¿Y por qué no entran?
Si las gestoras extranjeras han entrado en la industria de los fondos de inversión, ¿por qué no dan el salto a la de los planes de pensiones? La respuesta se encuentra en el Reglamento de planes y fondos de pensiones. En él, uno de los requisitos para convertirse en gestora de planes es tener el "domicilio social, así como su efectiva administración y dirección en España", y a una gestora extranjera "no le compensa montar toda la estructura", explica Blázquez, de Ibercaja Gestión.
Existe otra alternativa: que una gestora foránea tenga una aseguradora nacional o se una a ella. El motivo es que el reglamento también autoriza a las entidades aseguradoras que operen en España en el ramo de vida a actuar como entidades gestoras de fondos de pensiones. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones es sencilla: una gestora internacional que prefiere no ser citada asegura que en su día estudió la posibilidad pero la complejidad del proceso derivó en su abandono.
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