
La volatilidad y la incertidumbre se han convertido en el pan nuestro de cada día en lo que llevamos de 2015. Ningún mercado ha sido inmune a los vaivenes macroeconómicos, la escalada de la crisis griega o la posibilidad de que la Reserva Federal se anime a subir los tipos este año. Dicho esto, para los expertos de Bank of America Merrill Lynch, el cruce entre el dólar estadounidense y el yuan (o renmimbi) es el único resorte que sigue imbatible a cualquier factor, tanto interno como externo.
De hecho, David Woo, estratega de divisas del banco estadounidense, indica como el cruce entre ambas divisas no se ha movido del rango del 0,2 por ciento desde mediado de marzo, cuando durante la semana del 19 marzo, la divisa china sufrió su mayor apreciación histórica semanal en su cruce con el billete verde. Woo indica que en estos momentos la volatilidad relacionada con la divisa china se encuentra en mínimos de la última década.
Dicho esto, este movimiento discrepa con la gran incertidumbre que pesa en estos momentos sobre la renta variable de China, que ha perdido más de 2,7 billones de dólares desde el pasado 12 de junio. La semana pasada el Shangái Composite perdió un 12,1 por ciento de su valor y el gobierno chino anunció nuevas medidas durante el fin de semana para intentar paliar la situación.
Desde Bank of America Merrill Lynch se estima que el Shangái Composite cerrará el año en los 3.600 puntos y recuerdan que el indicador todavía acumula subidas del 16 por ciento en lo que llevamos de año. Aún así, si la corrección bursátil continúa, "Pekín se verá obligado a seguir relajando mucho más su política monetaria", estima Woo.
Pero, ¿por qué esta volatilidad no se deja notar en la divisa?. Básicamente porque el gobierno chino no quiere, dado que tiene como objetivo que el Fondo Monetario Internacional incluya al yuan en su cesta de divisas internacionales tan pronto como el próximo otoño. La propia institución declaró recientemente que la divisa china ya no está devaluada aunque el secretario del Tesoro, Jack Lew, dijo lo contrario el pasado 27 de mayo.
Sin embargo, si el azote bursátil se mantiene y el Banco Popular de China se ve obligado a relajar su política monetaria es casi imposible que Pekín pueda frenar una caída de su divisa. "China podría entonces intervenir directamente el mercado de divisas pero el impacto negativo de dicha intervención en la liquidez doméstica podría neutralizar cualquier relajación monetaria", estima el estratega de divisas de BofAML. en estas circunstancias, el equipo de Woo cuenta con un escenario base que observa una depreciación del yuan de entre el 5 y el 10 por ciento en el próximo año en su cruce con el dólar.