
El mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner acaba en 2015 y en sus espaldas dejará un aumento de la deuda externa de Argentina del 16% (hasta marzo), con una carga de 20.565 millones de dólares más. Es sólo un capítulo más de la historia truculenta de la deuda de Argentina que empezó hace 191 años con el primer empréstito a la entidad británica Baring Brothers.
Esta historia es un serial de intrigas y acusaciones que empezó con polémica y que ya dura casi 2 siglos. ¿Alguien creía que esto de la deuda ilegítima era un invento de los nuevos movimientos políticos?
El 1 de julio de 1824, la provincia de Buenos Aires pedía su primer crédito internacional: un préstamo de 1 millón de libras a la extinta Baring Brothers (entidad británica que quebró en 1995, ya con el nombre de Barings Bank). El crédito lo firma Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno de Buenos Aires, aunque la delegación que negoció las condiciones estaba liderada por Juan y Guillermo Parish y Félix Castro. De ellos, los dos primeros eran comerciantes británicos que posteriormente acabarían ocupando cargos en el Gobierno británico. En otras palabras, los encargados de endeudar a Buenos Aires eran aliados de la corona británica.
Los problemas empiezan ya desde las negociaciones. Según lo acordado, de ese millón de libras del empréstito, llegarían a Buenos Aires poco más de 0,5 millones (el dato exacto varía según las fuentes históricas, pero siempre entre 0,5 y 0,6 millones), esto es, en torno a un 55% del total. El resto, más de un 40% del préstamo, se quedó por el camino en concepto de gastos financieros, comisiones, intereses por adelantado y amortización de un año completo. Además, el préstamo no llegó en dinero líquido, ni oro, sino que se envió en su gran mayoría como letras de cambio, que al descuento se quedaban en el 70% de su valor acordado.
Muchos economistas e historiadores han acusado a la corona británica de trazar una estratagema con Rivadavia, socio del país, para conseguir dominar políticamente a Argentina a través de la deuda externa.
Las autoridades de Buenos Aires tampoco tuvieron un papel más celebrado, todo lo contrario. El argumento para solicitar el préstamo fue invertir en infraestructuras para mejorar la situación de la provincia: construir un puerto, dotar de agua corriente a la ciudad y fundar ciudades. Un plan ambicioso para preparar a la región para los nuevos desafíos del siglo XIX, pero no se hizo nada de eso. En su lugar, la mayor parte de los fondos se destinaron a financiar la Guerra contra Brasil.
Argentina iniciaba así su independencia con una deuda externa que no podría asumir y con una economía rural y agrícola que necesitaba importantes inversiones en infraestructuras.
El primer 'default' de Argentina
El primer capítulo de la historia de la deuda externa del país resume a la perfección lo que serían los dos siglos siguientes. Unos préstamos contraídos de forma irresponsable por sus dirigentes, con unas condiciones que nadie hubiese aceptado y que condenaban a su pueblo a cargar con una pesada losa durante décadas y a sus gobiernos, a plegarse a las exigencias internacionales.
Como no podía ser de otra manera, la historia de la deuda argentina tenía que tener un default ya en su primer capítulo y éste llegó en sólo cuatro años. En 1828 la provincia de Buenos Aires no pudo hacer frente al pago de los intereses y reconoció su primer impago. Durante 14 años, la provincia argentina no pagó una sola libra a sus acreedores británicos.
Durante estos años las dos partes negociaron una reestructuración de la deuda para posponer los pagos y, como compensación, elevar los intereses. Los datos históricos de la deuda externa en la primera mitad del siglo XIX son escasos, pero las cifras oficiales recopiladas por el Museo de la deuda externa de Buenos Aires apuntan a que el país acabaría pagando más de 8 veces el montante inicial solicitado, eso sí, no terminó de devolver el crédito hasta 80 años después, en 1904.
El conflicto de las Malvinas
Por el camino de este empréstito de la casa Baring Brothers ocurrió otro de los sucesos más sorprendentes de la historia del joven país. En el año 1933, la corona británica había ocupado las islas Malvinas, lo que iniciaba un conflicto que lleva enquistado casi dos siglos. La flota naval de Argentina estaba muy diezmada (había empeñado algunas de sus fragatas en pagar a Gran Bretaña parte de su deuda), por lo que la respuesta militar era imposible.
Una década después, en 1943, durante la negociación para afrontar el pago de los intereses atrasados, las autoridades de Buenos Aires, entonces bajo el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, autorizaron a los negociadores de la provincia ofrecer a Gran Bretaña las islas Malvinas como pago de su deuda.
La Confederación Argentina creía que era la legítima propietaria de los derechos del archipiélago, por lo que decidió recurrir a esta opción para intentar eliminar su deuda. La idea era que el Gobierno británico se hiciese cargo del pasivo de Buenos Aires con la casa Baring Brothers y así liquidar su posición como deudor. Sin embargo, el Gobierno británico era el dominador de facto de las Malvinas, por lo que rechazó el acuerdo.