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Wall Street 'pincha' en año preelectoral y complica la sucesión demócrata

La incertidumbre helena parece haberse atragantado en la renta variable de Estados Unidos. El S&P 500, que ha sumado más de 1.326 puntos desde sus mínimos de 2009, arrancaba el año en positivo pero devolviendo una rentabilidad menor a sus homólogos en Europa y Japón. Al fin y al cabo, tras casi seis años de rally alcista, la cornada del toro ha perdido impulso. Sin embargo, con la primera mitad del año vencida, los valores estadounidenses presentan una sintomatología comatosa, donde el Dow Jones amenaza con destartalar el almanaque bursátil que asegura que los años preelectorales deben ser alcistas.

De hecho, el indicador acumula ya pérdidas en lo que va de 2015, despidiendo la primera mitad del año con una contracción del 1,1 por ciento. Una dinámica instigada por la volatilidad generada por Grecia pero también por otros daños colaterales, como el encarecimiento del dólar, la debacle del crudo y las señales que apuntan que la Reserva Federal comenzará a subir tipos en septiembre. "Vamos a seguir viendo retos para los soportes y podríamos experimentar nuevas caídas, pero aquellos que consideran que podríamos sufrir un Armageddon en la renta variable USA se equivocan", incide Ken Polcari, director de O´Neil Securities en la New York Stock Exchange. "EEUU podría ser el beneficiario de los vaivenes mundiales", asegura.

Aún así, la pérdida de entusiasmo es evidente también en el S&P 500, cuya rentabilidad alcanza sólo un 0,34 por ciento al cierre de esta edición. Lo que pone en duda el convencionalismo que asume que el año precedente a unas elecciones presidenciales en el país suele ser alcista. "El Dow no ha registrado pérdidas en un año preelectoral desde 1939", indica Jeffrey A. Hirsch, editor del Almanaque del Trader de Bolsa.

¿Será un año alcista?

Un hecho que amenaza con no repetirse y que dejaría cojo al legado bursátil demócrata en la Casa Blanca, cuyo actual inquilino, Barack Obama, completará el año que viene sus ocho años de legado. Sin el efecto del empujón bursátil, recordemos que buena parte de los estadounidenses son inversores a través de sus fondos de pensiones, Hillary Clinton, la principal candidata demócrata hasta la fecha, podría sufrir de cara a su contrincante republicano. Sin embargo, con más de una docena de candidatos republicanos en escena, Chris Christie, actual gobernador de Nueva Jersey, fue el último en sumarse ayer a la circense carrera; todavía es pronto para elucubrar.

El S&P 500 ha permanecido acorralado en un rango estrecho de 138 puntos desde comienzos de 2015, una cifra media desde su mínimo anual alcanzado en 1993 y su máximo histórico de 2.131 puntos del pasado 21 de mayo. "Este rango se estrechó en el segundo trimestre hasta los 71 puntos, el más bajo a nivel trimestral desde el primer trimestre de 2006", explica Ben Snider, estratega de Goldman Sachs. "Esperamos que el S&P 500 termine el año en los 2.100 puntos, lo que supondría una rentabilidad anual del 4 por ciento", señala. Desde la firma consideran, además, que la rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años subirá alrededor de 36 puntos básicos, hasta el 2,8 por ciento.

Otros, como Adam S. Parker, estratega jefe de Morgan Stanley en EEUU, son aún más optimistas. "En nuestra opinión, las acciones estadounidenses siguen siendo mucho más atractivas cuando se comparan con casi todos los bonos soberanos del mundo", explica. "Por supuesto, creemos que es demasiado pronto para considerar que el mercado ha tocado techo, ni los datos económicos, ni los comportamientos corporativos, ni la salud del ciclo de crédito apoyan esta perspectiva", afirma.

Para Dubravko Lakos-Bujas, estratega de JPMorgan, deben darse una serie de factores para que el S&P 500 coja algo de impulso de aquí a finales de año como una aceleración en la recuperación de EEUU y que la Reserva Federal cumpla con sus pronósticos para la subida de tipos, que debería llegar el próximo mes de septiembre. "Es probable que el mayor debate en torno a la Fed aumente la volatilidad de las acciones y tenga un impacto negativo en la confianza de los inversores. Esto podría dar lugar a correcciones de entre el 5 y el 10 por ciento para el mercado hasta final de año", aclara.

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