
Abróchense los cinturones y preparen sus carteras porque los reguladores estadounidenses han abierto la caja de Pandora que permite a los inversores de a pie salir a la caza de unicornios, como se conocen a las startups valoradas en más de mil millones de dólares. Un hecho que hasta la fecha estaba limitado a individuos con una fortuna de más de un millón de dólares o ingresos anuales que superasen los 200.000 dólares, los conocidos como inversores acreditados.
Hace aproximadamente dos años, el presidente de EEUU rubricó la conocida como Ley Jobs, cuyo objetivo básico era reforzar e incentivar a los emprendedores. Como parte de esta propuesta, el pasado viernes entraba en vigor una de las claves de esta medida, la conocida como Título IV, que cambia drásticamente la forma en que las startups podrán financiarse. En este intento por facilitar la supervivencia y expansión de las pymes en EEUU, estas podrán recaudar entre los 20 y 50 millones de dólares ofreciendo acciones a los inversores de a pie sin necesidad de salir a bolsa.
El año pasado, sólo el 14% de las salidas a bolsa estuvo impulsado por compañías en búsqueda de financiación por valor de 50 millones de dólares o menos. Dicho porcentaje asciende en lo que llevamos de año hasta el 22%, según la consultora Renaissance Capital (ver gráfico).
Cambio drástico en el proceso
Sin embargo, con la nueva regulación muchas compañías podrán recaudar dinero mediante la emisión de acciones sin tener la probabilidad de ser vetadas por los reguladores de sus respectivos Estados o rendir cuentas trimestralmente a la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés). Tampoco tendrán que depender de una bolsa de valores como la New York Stock Exchange o el Nasdaq para poder vender sus títulos al público de a pie, ya que podrán hacerlos a través de plataformas de crowdfunding.
Una variedad de compañías, entre ellas, los unicornios de Silicon Valley, podrán acceder a una plataforma variada de accionistas, que no sólo se limita a inversores de la guarda o firmas de capital de riesgo, sino a individuos comunes. Esta propuesta supone una revolución para la financiación de las distintas startups estadounidenses.
Alejandro Cremades, cofundador y presidente de Onevest, una plataforma de crowdfunding, asegura que si tenemos en cuenta que el 65% de los nuevos puestos de trabajo netos son creados por pequeñas empresas, esta nueva regulación es un gran éxito para la economía y para la innovación". "Sin lugar a dudas, estamos viviendo un momento único en el tiempo, ya que ahora las empresas pueden plantear diferentes rondas de financiación de cualquier persona en EEUU". De hecho, Onevest ha aprovechado esta medida para financiarse con una emisión de acciones de clase A para recaudar entre 2 millones y 3 millones de dólares. Otras, como Kickstarter, serán el cordón umbilical para que distintas compañías puedan emitir sus acciones.