La bolsa de China lleva un 2015 tan brillante como fue el final de 2014. El país se ha embarcado en recetas made in USA: liberalizar su mercado y aplicar políticas monetarias expansivas; y los resultados están siendo muy positivos: la bolsa del país ha duplicado su capitalización desde octubre. Estas recetas han permitido que su mercado sea el más alcista del año a pesar de que los datos macro no hayan acompañado. Una descorrelación que ya se produjo entre 2010 y 2013 cuando el comportamiento bajista de la bolsa no seguía, ni mucho menos, al crecimiento constante de su economía. Ahora es al revés.
El avance del PIB se ralentiza, la producción industrial se debilita y la inversión empresarial también se desacelera. Mientras tanto, las ventas minoristas, la gran esperanza del nuevo modelo económico chino, están creciendo a su ritmo más débil desde el año 2006. Datos negativos que no han impedido que el CSI 300 de Shanghái haya subido un 34% en el año, hasta marcar máximos desde 2008.
Y estas ganancias son más elevadas para el inversor europeo atendiendo al tipo de cambio. El inversor de la eurozona que en 2015 haya decidido tomar posiciones en China gana más que cualquiera que lo haya hecho en divisa local gracias a unas divisas que siguen bajo el efecto de los bancos centrales. Y es que no hay que olvidar que el yuan chino está muy ligado al dólar, que acumula una fuerte apreciación frente a la divisa única en los últimos meses.
Y de ello se han aprovechado los fondos que invierten en China en euros, que, tal y como señalan desde Morningstar, se apuntan de media unas ganancias del 40% y que en algunos casos ascienden al 48% (ver grafico).
Una economía menos fuerte
"Lo cierto es que la mayoría pensamos simplemente que las autoridades chinas intentan un cambio ordenado del modelo de crecimiento que pasa por un ritmo más moderado, pero también más sostenible en el tiempo", señala José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. "China está registrando un cambio enorme y esto conlleva una desaceleración", señala Claudio Ortea, director de inversiones de Lombard, "sin embargo, no es preocupante porque se va a traducir en unas tasas de crecimiento mucho más sostenibles".
La razón que explica este movimiento no hace sino hundir sus raíces en el Banco Popular Chino (PBOC, por sus siglas en inglés) y en la política monetaria expansiva. "En China no hay QE, ni intención oficial de introducirlo", señalan desde Morabanc. "Eso sí", continúan desde la entidad andorrana, "ha habido bajadas de tipos, inyecciones modestas de liquidez y mucha especulación de que en algún momento el PBOC anunciará una compra fuerte de activos".
La bolsa no encuentra freno
Las subidas del 30% en el conjunto del año se enmarcan dentro de un contexto más alcista si cabe: una revalorización del 77% desde los niveles de noviembre pasado. Fue entonces cuando las autoridades chinas lanzaron el programa conocido como Stock Connect, que permite a los inversores domésticos comprar acciones en Hong Kong y a los inversores internacionales, tomar posiciones en Shanghái a través de Hong Kong.
El primer rally, a su vez, llamó la atención de los inversores particulares chinos, quienes se lanzaron a abrir cuentas de inversión, mientras Shanghái empezaba a subir con fuerza en febrero, haciendo nuevos máximos. Fue entonces cuando el Hang Seng de Hong Kong, que hasta entonces no le acompaña en las subidas, se desregularizó, lo que generó que los alcistas cogieran velocidad hasta dispararse a máximos históricos.
Y es que si bien es cierto que el Stock Connect atrajo "principalmente al capital especulativo extranjero" en los primeros compases de su implantación -señalan desde Morabanc- también lo es que ha provocado que los índices de referencia en China se encuentren en la situación más alcista posible.