
El problema griego es como una espiral para los mercados europeos: cuando parece que ya ha pasado, vuelve a hacer acto de presencia, sembrando de dudas la confianza de los inversores. El riesgo de impago vuelve a sentirse en las bolsas europeas, con especial impacto en la periferia, que se juega el viernes frenar la racha alcista que se inició en enero al calor del QE del Banco Central Europeo (BCE).
El Ibex llega a la jornada del viernes con todos los deberes por hacer después de dejarse el jueves un 1,42% en una jornada en rojo para todos los grandes selectivos de la eurozona. ¿Cuáles son estos deberes? Recuperar el nivel de los 11.615 puntos. Este nivel indica los mínimos del selectivo de la última semana y que perdió al cierre de el jueves, cuando cayó hasta los 11.611,70 puntos.
¿Por qué este mínimo? Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, responde a la pregunta: "La ruptura de los mínimos de la semana previa al cierre de un viernes marca una señal clara de agotamiento alcista por técnico". Este es el escenario al que se enfrantaría el Ibex a partir del lunes si no consigue despedir la sesión por encima del mínimo de la última semana, que marcó el miércoles en esos 11.615 puntos.
Este es uno de los indicadores técnicos de una racha alcista más claros y que sirve para anticipar un agotamiento de las subidas. De hecho, el Ibex no lleva 14 semanas consecutivas de subidas, pero sí ha cerrado cada una de ellas por encima de los mínimos de la anterior. Aquí está el quid de la cuestión técnica.
El 'chiclé' griego
La cuenta atrás de Grecia para conseguir liquidez se aproxima rápidamente a cero. Esta frase es ya un tópico en la eurozona, la prensa y los inversores la llevan mascando casi cinco años cada vez que el país afronta un vencimiento de bonos sin liquidez. Cuando al fin pasa la fecha clave y Grecia consigue pagar su deuda, los inversores dejan el chicle y no lo recuperan hasta que se acerca un nuevo desembolso.
Desde el jueves queda menos de medio mes para que el país heleno tenga que afrontar su siguiente vencimiento y las dudas ya se han disparado. En las dos primeras semanas de mayo, el Gobierno griego tiene que realizar dos pagos por un montante de casi 1.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional, institución que ha rechazado prolongar ningún pago.
Este escenario hace presagiar unos días de tensión en los mercados financieros. Ésta se plasmó el jueves en forma de un fuerte avance de las primas de riesgo periféricas. El bono español subió en la sesión hasta el 1,356%, un nivel que no se veía desde el 4 de marzo, antes de que el BCE iniciase su programa de compras de deuda pública. Un avance que empujó al riesgo país español hasta los 127 puntos básicos, después de subir 11 puntos en la sesión, su avance más fuerte del año. De este modo, la prima de riesgo española acumula ya una subida del 41% desde los mínimos de marzo, un avance al que contribuye decisivamente la caída de la rentabilidad del bono alemán hasta mínimos históricos. El Bund a 10 años marcó el jueves un nuevo suelo al descender por debajo del 0,1%.
Pero la deuda española no fue la única periférica que tuvo un mal día. La prima de riesgo italiana avanzó en la sesión 14 puntos básicos, hasta los 130 puntos, mientras que la portuguesa se disparó en 20 puntos, hasta los 180 puntos básicos, su nivel más alto desde el 20 de febrero.
Pero si hubo un bono que se disparó el jueves, ese fue el griego. La rentabilidad del título a 3 años subió hasta el 27%. Los datos durante la sesión llegaron a ser peores, superando el 28%, cifras que recuerdan a los años más complicados de la crisis helena. Por su parte, su prima de riesgo superó los 1.200 puntos.