
El barril estadounidense cerró la semana pasada encadenando la racha de subidas más larga desde febrero en 2014: cuatro semanas de avances consecutivos. Ahora, arranca una nueva semana con avances al sumar cerca de un 1% el lunes. Parece que los alcistas están ganando fuerzas en su intento de retomar el control del petróleo.
Desde que el crudo estadounidense marcase mínimos de 2009 el pasado mes de marzo en los 43,5 dólares, su precio se ha revalorizado casi un 20%, hasta alcanzar el entorno de los 52 dólares a los que cotiza hoy -ver gráfico-. Ahora, el mercado se pregunta si nos encontramos ante el arranque definitivo en la recuperación de los precios del crudo, al ver durante las últimas cuatro semanas como la cotización del barril West Texas no ha hecho más que subir.
Durante los últimos meses se están dando ciertos cambios que han llevado a los inversores a considerar el crudo como una oportunidad, tras el desplome que ha sufrido su precio desde el verano pasado. El primero de ellos puede tener relación con el cierre de plataformas petrolíferas en el país: la semana pasada, Baker Hughes (BHI.NY)publicó su informe semanal en el que reflejó como se paralizaron 40 plataformas en el país, hasta quedar 760 en funcionamiento.
Desde diciembre de 2010 no se mantenían abiertas tan pocas plataformas petrolíferas en Estados Unidos, una circunstancia que se suma al descenso en la producción de petróleo que tuvo lugar en el país durante la última semana de marzo, la primera caída semanal en este sentido desde diciembre de 2014.
Sin embargo, los toros no las tienen todas consigo para mantener su control sobre el recurso energético, teniendo en cuenta que también existen circunstancias que inclinan la balanza en favor de los descensos para el precio del crudo. Por ejemplo, el mal dato de empleo que se publicó en Estados Unidos el viernes 3 de abril, que sorprendió negativamente a los analistas y podría reflejar como la recuperación económica del país todavía cuenta con algunos obstáculos, lo que podría ser un lastre para el consumo de la materia prima.
Además, la estrategia que están llevando a cabo algunos productores en el país, de mantener inactivos sus pozos de petróleo de esquisto hasta que suban los precios, también podría ralentizar el avance del West Texas, teniendo en cuenta que se trata de pozos listos para empezar a extraer en el momento en el que quiera el productor, lo que supone un potencial incremento de la producción en el futuro.