
La rentabilidad del bono alemán a 10 años cayó el miércoles hasta el 0,167%, su nivel más bajo en la historia, pero todavía en terreno positivo. ¿Es eso cierto? En realidad, no. Si bien la rentabilidad nominal es positiva, en términos reales está hundida, y mucho. Para valorar el retorno que consiguen los inversores en términos de poder adquisitivo hay que restar la subida de los precios, esto es, valorar las expectativas de inflación. Esto significa que, a la rentabilidad nominal que consigan, será necesario restar el impacto del IPC para obtener las ganancias reales que se consiguen.
En Alemania, mientras las rentabilidades siguen cayendo, las expectativas de inflación se afianzan por encima del 1,6%. Este es el dato que se obtiene del swap de inflación a 5 años y que refleja dónde ve el mercado al IPC en este periodo. Esto significa que el mercado se cree que los precios comenzarán a acelerar en los próximos trimestres, lo que deja a la rentabilidad real que están comprando los inversores en un punto y medio negativo, un nivel nunca visto.
Antes del estallido de la crisis, en un mercado normalizado, las expectativas de inflación en el país (igual que en el resto) siempre estaban por debajo de los tipos de interés de largo plazo, de modo que la rentabilidad real para los inversores siempre era positiva. La situación actual de tipos tan bajos, forzada por los bancos centrales, se conoce como represión financiera y genera pérdidas para los inversores por mantener sus ahorros en depósitos o en activos sin riesgo.
De hecho, no será necesario esperar un año para que los inversores alemanes se enfrenten a rentabilidades reales negativas. El IPC de marzo repuntó hasta el 0,3%, lo que significa que la rentabilidad real del Bund ya es negativa por casi 15 puntos básicos.
Una gestión de 'alto riesgo'
Este es un escenario muy peligroso para los gestores y los ahorradores, con un mercado inmerso en una fase de especulación provocada por las políticas monetarias del BCE y otros bancos centrales europeos. Nadie quiere perderse el rally de la renta fija europea, pero los riesgos cada vez son mayores, ya que las rentabilidades reales bajan más y más.
En los países periféricos, estas políticas están ayudando a restablecer la confianza y mejorar las condiciones de financiación de los estados, las empresas y los hogares, pero en los países del centro están empezando a generar tensiones peligrosas. "Están aplicando café para todos cuando hay alguno que ya se ha tomado una bebida energética", explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis. "Los inversores tienen el paracaídas del BCE, pero están asumiendo un riesgo", advierte.
El peligro para un inversor en bonos alemanes es quedarse atrapado en unas rentabilidades negativas cuando los precios empiecen a caer, ya que los números rojos en sus carteras podrían acelerarse en muy poco tiempo. Si un inversor pierde por precio y también por el cupón, estará en una situación complicada. "Este mercado es una especulación de precio que poco tiene que ver con una inversión por valoraciones", protesta un gestor que advierte que "en algún momento tendremos que empezar a retirar posiciones para no asumir unos riesgos muy excesivos". Mientras tanto, la ruleta de la renta fija sigue girando y nadie quiere quedarse fuera, ¿quién querría salir de un bono que recibe órdenes de compra millonarias de los bancos centrales, fondos y empresas que invierten en activos de máxima calidad?
