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La tormenta perfecta truena ya sobre la mayor economía del mundo. La dicotomía entre los distintos bancos centrales ha enfurecido al dólar estadounidense, que ayer ahogó al euro hasta los 1,0723 billetes verdes -zona donde los expertos de Ecotrader sitúan su soporte-, demostrando así un poderío no visto desde abril de 2003. En la jornada de hoy, se repite la misma escena. La divisa comunitaria llegó a perder durante el día la barrera de los 1,06 dólares.
El efecto de Mario Draghi y el Banco Central Europeo (BCE), cuya compra de bonos soberanos arrancó el lunes, corre como la pólvora entre los mercados de divisas poniendo incluso en evidencia a la propia Reserva Federal y sus intenciones de comenzar a subir los tipos a mediados de este año.
El efecto dominó también se siente en la renta variable de EEUU. El S&P 500 y el Dow Jones borraron ayer la rentabilidad acumulada en 2015, con un retorno negativo del 0,2 y un 0,4%, respectivamente.
Saltan las alarmas en la Casa Blanca. El índice dólar, que planta cara a la divisa norteamericana contra otras seis monedas internacionales, toca ya máximos de los últimos doce años, con una revalorización del 23% en los últimos ocho meses.
"La combinación del crecimiento económico en el resto del mundo y un dólar más fuerte se han convertido sin duda en un viento negativo para las exportaciones en estos momentos, y esto es un lastre para el PIB", reconoce Jason Furman, presidente del Consejo Económico de la Casa Blanca, en su intervención en la conferencia de la Asociación Nacional de Economía de Negocio. Unas palabras que ya se dejaron notar en las actas de la última reunión de la Fed, donde el banco central describió la fortaleza del dólar como "una fuente persistente de resistencia" en las exportaciones.
Sin embargo, el presidente de la Fed de Dallas, Richard Fisher, reconoció durante una entrevista con la agencia Reuters que la situación le recuerda a "El Grito" de Edward Munch. "No es el fin del mundo", indicó ante las quejas de muchas multinacionales estadounidenses al justificar que "ayuda del lado del consumo, ya que abarata los bienes y servicios". Una visión que respaldaría la intención de la Reserva Federal de comenzar a subir tipos de interés a partir de junio.
Aún así, el impacto de las inclemencias meteorológicas y el encarecimiento del dólar han llevado a varios bancos, como JP Morgan y Bank of America Merrill Lynch, a reducir sus previsiones de crecimiento para el primer trimestre de 2015 hasta el 2%. David Bianco, estratega jefe de Deutsche Bank, advertía en un informe a sus clientes que los buenos datos de empleo podrían forzar a Janet Yellen y al Comité de Mercados Abierto (FOMC) a subir los tipos sí o sí a mediados de año. "Esto fortalecería aún más al dólar y podría generar una corrección bursátil de entre el 5 y el 9%", señaló.
David Woo, estratega de divisas para Bank of America Merrill Lynch, alertaba que "existen señales que demuestran que la excesiva volatilidad en el mercado de divisas está jugando un papel desproporcionado a la hora de revisar la rentabilidad entre los mercados desarrollados más importantes". De hecho indicaba que los vaivenes en las divisas han contribuido en un 50% de la rentabilidad de los mercados de acciones. Woo aseguraba que el euro operando por debajo de los 1,10 dólares "puede ser menos benigno" de lo pensado en un principio. "La caída del euro impulsa las salidas de los mercados emergentes, incrementa el riesgo de una devaluación del yuan, pone una presión a la baja en el precio del crudo y aumenta los riesgos de deflación".
El fortalecimiento del dólar también pone presión sobre los emergentes, dónde el billete verde continúa perdiendo fuelle como divisa de reserva. Según el Fondo Monetario Internacional, el 61% de las reservas sigue denominado en dólares frente al 70% hace una década. El euro gana peso, al representar el 25%. Una escalada significativa si consideramos que acaparaba el 18% de las reservas internacionales en 1999.