Moscú reconoce que no podrá evitar la recesión; todo está en su contra: la 'guerra del petróleo', el conflicto de Ucrania, las sanciones internacionales... aspectos que tienen un matiz clave, son problemas derivados de las relaciones internacionales. Cualquier giro a favor de Rusia cambiaría este escenario. ¿Se atreven a apretar el gatillo?
El Banco de Rusia anunció el jueves una rebaja del tipo de interés que aplica a sus operaciones con obligación de recompra (repo) en divisa extranjera para los bancos nacionales. ¿Suena a ruso? Para muchos, así será. Lo cierto es que la institución monetaria está buscando fórmulas para frenar la depreciación de su divisa, aunque sin éxito, ya que el rublo marca cada semana nuevos mínimos históricos.
Rusia ha visto cómo se desataba la tormenta perfecta sobre su economía. Hace un año, el país crecía a ritmos del 2 por ciento interanual y los economistas destacaban su gran proyección. Pero todo eso fue antes de que el Kremlin decidiese intervenir en el conflicto de Ucrania y antes de que estallase la guerra del petróleo. Tanto han cambiado las cosas que esta semana, el viceministro de Economía, Alexei Vedev, reconoció que el país entrará en recesión en 2015 por primera vez desde 2009. Su PIB se contraerá un 0,8 por ciento en el año.
El escenario base para la economía del país está muy claro y las cosas todavía podrían ir peor. Las sanciones internacionales, la caída del petróleo y el frenazo de la economía mundial podrían deteriorarse más. En este contexto, tiene sentido que su divisa se deprecie más que nunca: para comprar un dólar hoy, se necesitan 53,6 rublos; y que el selectivo de las 50 mayores compañías del país cotice en su nivel más bajo desde la gran recesión mundial de 2009.
Quien haya invertido su dinero en Rusia habrá perdido una cuarta parte (es la media de lo que se dejan los fondos de inversión que invierten en el país), o incluso más. Pero, una vez que todo el mercado está en mínimos, quedan menos balas en el revólver. Invertir en Rusia ahora será jugar a la ruleta rusa, el riesgo de perderlo todo es muy alto, pero si la apuesta sale bien, las ganancias pueden ser exponenciales.
Putin, dispare usted primero
En economía, muchos factores son incontrolables para las autoridades políticas y económicas. Los países productores de petróleo sufren cuando su materia prima se deprecia. No hay escapatoria. Sin embargo, hay otros factores en los que son culpables. En el caso de Rusia, éste ha sido la intervención en el conflicto de Ucrania, que ha supuesto una vuelta a la Guerra Fría en miniatura. EEUU y sus socios europeos están decididos a ahogar económicamente a Moscú para forzar un cambio en su estrategia de apoyo a los prorrusos. A día de hoy hay esperanza en el fin del conflicto: esta semana se ha firmado una tregua para que las armas dejen paso a las palabras.
Un cambio del escenario con el que Rusia podría salir muy beneficiada si supone acabar con las sanciones. El fin de las penalizaciones está en las manos del presidente, Vladimir Putin, en el caso de que decida adoptar una posición neutral. Está en su mano convertirse en el principal aliado de los inversores.
Si el Kremlin mantiene su postura inamovible, las esperanzas pasarían a depender del fin de la guerra del petróleo. En este escenario, Rusia tiene poco que decir, ya que son Arabia Saudí y EEUU quienes tienen que llegar a un acuerdo para acabar con la batalla de precios, o bien que uno de los dos acabe derrotado y reduzca su producción.
Unos fundamentales sólidos
Al margen de los vericuetos de la economía y la política, Rusia es un tesoro de valor. Después de la fuerte caída de la bolsa y el rublo, las valoraciones se sitúan en niveles no vistos en años. Un ejemplo es el tiempo que se tardaría en recuperar la inversión por la vía de su beneficio, esto es, la ratio PER. Si en España los inversores necesitan 17,9 años (según las estimaciones de Bloomberg para 2014), en EEUU, 17 años y en Alemania, 14,1, en Rusia recuperan su inversión en 4,8 años.
Una crítica que puede hacerse a estos datos es que todavía está por ver cuál es el impacto de una recaída en recesión sobre los beneficios empresariales. Los expertos lo tienen claro: no esperan ningún tipo de deterioro en las ganancias de las 50 mayores compañías del índice RTS. Es más, desde el inicio del año, han elevado sus previsiones de beneficio para 2015 en un cuarto, según el consenso de mercado de FactSet. Los analistas van un paso más lejos y establecen una recomendación de compra para casi la mitad de empresas del selectivo, mientras que sólo un 20 por ciento son una venta.