
Las crisis geopolíticas, las políticas monetarias, los resultados empresariales... cualquier excusa es buena para que los inversores opten por echar un freno al 'rally' de la bolsa. Si lo hay, los expertos tienen claro que será temporal pero no está de más conocer cómo se podrían minimizar las pérdidas en bolsa sin tener que reducir la exposición a ella. Lehman Brothers sale de la mayor quiebra de la historia de EEUU
Hace ya más de seis años desde que Lehman Brothers acabó con el sistema financiero conocido hasta entonces. Su quiebra puso patas arriba todo el modus operandi y amenazó con una refundación del capitalismo que llenó muchos titulares, pero sólo eso.
Seis años más tarde, no sólo los bancos americanos, los que en principio salieron más perjudicados, han conseguido volver a brillar en bolsa sino que también Wall Street ha recuperado el fervor de los inversores con varios índices alcanzando cotas históricas. Un momento alcista que también se está dejando sentir en Europa y eso que en estos seis años la zona euro tampoco ha estado exenta de escándalos que han acabado en el rescate de varios países y con inyecciones de liquidez de los bancos centrales que no encuentran precedente alguno.
La renta variable es más rentable
Pues bien, las bolsas han superado todos esos obstáculos y llevan ya varios años disfrutando de un sol que sólo en las últimas semanas ha empezado a ser un tanto cegador, con muchos índices marcando máximos no vistos en mucho tiempo. Esta conquista tras conquista de máximos y el hecho de que en la mayoría de ocasiones esas alzas hayan estado respaldas tan sólo por las políticas monetarias de los bancos centrales está provocando un cierto vértigo entre los inversores.
Siguen siendo alcistas, sí, sobre todo porque la bolsa es el único camino para conseguir más de un 1 por ciento de rentabilidad teniendo en cuenta la política monetaria de todos los países occidentales y la rentabilidad que dan por tanto sus bonos. Pero eso no implica que no crean que puede haber llegado el momento de reducir un poco el riesgo de la cartera.
Se ha visto este cambio de sentimiento cuando aprovechando conflictos políticos como el protagonizado por Ucrania y Rusia o el referéndum por la independencia de Escocia, han optado por deshacer posiciones. De hecho, en el mes de septiembre estas dudas han generado importantes aunque ocasionales pérdidas en los índices e incluso algunos en Wall Street han llegado a perder soportes.
Otro síntoma es el Vix, el índice que mide la volatilidad de las acciones del S&P, que sigue cotizando en niveles mínimos. Y otro es que el índice de sentimiento del mercado americano muestra un aumento de los bajistas hasta el 23 por ciento.
Y es que si bien Europa aún está aguantando el envite de los bajistas, es cuestión de tiempo que imite a EEUU y acabe por purgar algún que otro exceso cometido en el pasado. Si no, no se entendería que según una encuesta de Bank of America Merrill Lynch fechada en agosto, el porcentaje de gestores que han optado por cubrir sus carteras de cara a los próximos tres meses esté en máximos desde octubre de 2008.
En esta situación, el inversor de bolsa debe preguntarse ¿estoy dispuesto a asumir una corrección que aunque puntual puede recortar las ganancias de mi cartera o tengo la templanza para aguantar la tormenta?
Para los más miedosos
Sólo si responde que no, quizá deba recurrir a productos que pueden servirle de cobertura para proteger su cartera de bolsa de una forma puntual consiguiendo así reducir su exposición a mercado temporalmente. A este respecto la recomendación del consejo de Inversión a Fondo es clara: los derivados son la alternativa más sencilla para los inversores.
Existen dos grandes tipos: los futuros y las opciones. Los primeros son operaciones de compra venta que consisten en determinar hoy el precio al que cotizará una acción o un índice a una fecha determinada de vencimiento, que es cuando se ejecutará la compra venta.
Esa obligación de cumplir con la transacción es la gran diferencia entre el futuro y la opción ya que la opción te da la posibilidad previo pago de una prima de comprar derechos de compra o venta sobre acciones o índices pero una vez llegue la fecha de vencimiento el comprador no está obligado a ejercer ese derecho.
Ambos tipos de derivados te dan la opción de estar comprado, si se piensa que el precio del activo va a subir o vendido, si se estima que va a bajar. Es por ello que la venta de futuros o las opciones put se utilizan como coberturas ante posibles caídas del mercado. Por ejemplo, en el caso de los futuros bastaría con vender un contrato de futuro sobre el índice que se cree que va a bajar a un precio x.
Si llegada la fecha de vencimiento el índice sobre el que se contrató el futuro ha caído por debajo de ese nivel, el inversor ganará dinero y podrá compensar las pérdidas que haya recibido por la inversión que tuviera en el índice.
El caso de las opciones put, es muy parecido, con la única diferencia de que el inversor no está obligado a hacer efectiva su venta en el momento de vencimiento ya que la opción no obliga a realizar la transacción sino que da sólo la posibilidad de efectuarla y es por ese derecho por el que se paga una prima. Es por ello que para Rose M. Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March, defiende que "recomendaría antes las opciones que los futuros".
Pero existe una tercera vía que ha ganado popularidad en los últimos años, aunque solo apta para perfiles muy agresivos y con elevados conocimientos financieros. Se trata de los contratos por diferencias o CFD. Su funcionamiento es muy similar al del resto de derivados ya que son contratos que se establecen entre un comprador y un vendedor sobre un determinado activo en el que a vencimiento se gana o pierde dinero en función de lo que haya hecho ese activo en el tiempo -se gana si sube y se pierde si baja- pero con la diferencia de que se trata de productos apalancados. Es decir, requieren inversiones inferiores a las que realmente se están asumiendo, lo que puede amplificar las ganancias en caso de que las hubiera pero también las pérdidas.
Los ETF
Más allá de los derivados, también se puede cubrir una cartera de caídas eventuales del mercado a través de ETF y, más concretamente, de ETF que replican el comportamiento del Vix, el índice que mide la volatilidad de las acciones que cotizan en el S&P500, ya que las correcciones de los índices suelen coincidir con un repunte de la volatilidad por lo que el inversor podría compensar las pérdidas que obtuviera en bolsa con las ganancias que recibiera por los ETF que replican el comportamiento del Vix.
Es por ello que cuando el Vix cotiza por debajo de su media, como sucede ahora, los analistas empiezan a hablar de corrección a corto plazo. Y es que no es casualidad que los mínimos anuales del S&P500 coincidan en fecha, el 3 de febrero, con los máximos anuales del Vix.
Además, en el caso de estos fondos que replican el comportamiento del índice de volatilidad es posible contratar las opciones apalancadas que pueden multiplicar por 2 o 3 las ganancias del Vix o vicerversa.
Otra posibilidad de comprar ETF bajistas que ganan cuando los índices a los que replican caen y al revés pero, ojo, porque la réplica no siempre es exacta ya que en ese rendimiento también hay que descontar comisiones tanto las que se cobran por las transacciones como las que se abonan por gestión, lo que puede incidir mucho en el resultado. Es por ello que no pocos expertos se muestran un tanto reticentes a la hora de recomendarlos para el pequeño inversor y, de hecho, un alto porcentaje de los que los utilizan son inversores institucionales.
Para los más pacientes
Los expertos coinciden: no es buena idea modificar una cartera sólo porque haya una amenaza de corrección, sobre todo si quien invierte lo hace a largo plazo. "Si se es un inversor a largo plazo, las correcciones tienen que dar igual ya que la gran pregunta no es solo cuándo te proteges sino cuándo vuelves al mercado y ahí tienes el doble de opciones de equivocarse ya que perderse un rally es peor", advierte Ana Hernández, socia de CFA Spain. "La mejor opción para cubrirse de caídas en bolsa invirtiendo en bolsa es siempre tener una cartera diversificada", afirma Raquel Blázquez, gestora de fondos y sicavs de Ibercaja Gestión.
La diversificación es la clave pero también existe la posibilidad de modificar el perfil del inversor, de uno más agresivo a otro más moderado que no implique necesariamente despedirse de la inversión en renta variable.
Este traspaso se puede hacer vía cartera -desde Ibercaja por ejemplo dan la opción de cambiar el perfil de una cartera dos veces al año sin que el inversor deba pagar comisión alguna- o vía fondos. Y más teniendo en cuenta que los traspasos entre fondos están exentos de tributar a Hacienda. Juan Hernando, de Inversis Banco, recomienda fondos de renta variable con estrategias conservadoras para minimizar los efectos que una corrección pueda tener en nuestra cartera de renta variable y da dos nombres: los fondos conservative de Robeco (hay tanto de bolsa europea como global o emergente) y los fondos que siguen la estrategia minimum variance de Natixis.
"La estrategia de Natixis busca valores con volatilidad histórica baja y con poca correlación con el resto de valores de su cartera y eso les está dando resultados positivos cuando caen los mercados", apunta Hernando.
Ese tipo de valores suelen ser, además, valores defensivos de sectores como el de las telecomunicaciones, el de salud o el de consumo por lo que otra opción sería cambiarse a fondos en los que estos sectores tengan más presencia.
Además, hay que recordar que una de las razones de que muchos de estos valores defensivos aguanten mejor en tiempos de corrección es que destinan una gran parte de sus beneficios a abonar cuantiosos dividendos y en tiempos de tipos de interés cercanos al cero, recibir dividendos con rentabilidades del 3,44 por ciento que da de media el Eurostoxx o el 2,89 que da de media el Ibex, no es baladí.
¿Cómo identificar esos fondos? Hay dos opciones: seleccionar productos que incluyan en su denominación la palabra dividendo u optar por productos que sigan un estilo de inversión value, el mismo que sigue el gran gurú Warren Buffett, y que premia aquellos valores con negocios sostenibles, infravalorados por precio y con altos dividendos.
No en vano, la encuesta a gestores que realiza mensualmente Bank of America Merrill Lynch afirmaba en agosto que el porcentaje de gestores que creen que el estilo valor lo hará mejor está en máximos de 2007 y de hecho, ya lo están haciendo mejor este año que los que se enfocan en estrategias de crecimiento. "Si hay una caída del mercado está claro que sí apostaríamos por el value, ya que es más defensivo", afirma David Navarro,gestor de renta variable de Inversis Banco.
Fondos de inversión
Con nombres, JP Morgan es la gestora a tener a cuenta para quien opte por incluir en su cartera algún foco enfocado en el estilo valor. Su fondo JPM US Value X (acc)-USD, con un 19 por ciento de rentabilidad anualizada a 5 años y calificado con cinco estrellas por parte de Morningstar es el más rentable a medio plazo de bolsa americana de estilo valor y lo mismo sucede en Europa con JPM Europe Eq X (acc)-EUR y consigue en el último lustro una rentabilidad anualizada del 13,15 por ciento y con un ratio de costes netos de solo el 0,13 por ciento sobre el patrimonio. | Más movimientos en los fondos de inversión
En cuanto a los mejores fondos de dividendo, un nombre brilla por encima de todos. Se trata de M&G Gobal Dividend, el más rentable a cinco años con rentabilidades anualizadas del 16 por ciento, cinco estrellas Morningstar y rating cualitativo de silver.
En la actualidad este fondo tiene en el mercado estadounidense sus principales apuestas, ya que las compañías que allí cotizan concentran el 40 por ciento de su cartera. Sin embargo, son dos canadienses, Methanex y Gibson Energy, las empresas donde tiene sus dos mayores posiciones. Una estrategia que de momento le da buen resultado ya que en 2014 se anota un 11 por ciento de rentabilidad.