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La tecla para ganar un 2% en deuda pública exige invertir a 10 años

Foto: Archivo

En el corto y medio plazo es muy complicado encontrar rentabilidades atractivas entre los bonos soberanos de las 20 mayores economías del mundo, sin incluir emergentes.

El escenario actual de tipos de interés históricamente bajos obliga a afinar mucho más la inversión. El camino para encontrar una rentabilidad decente conduce básicamente a activos de mayor riesgo, como la renta variable, por lo que el inversor más conservador que busca una cartera orientada sobre todo a renta fija se ve obligado a estudiar ahora muchos factores. El estruendo de la deuda pública, con rendimientos del 4-5 por ciento de un bono español a 10 años hasta el año pasado o del 2 por ciento que podía lograrse aún con una letra del Tesoro a 12 meses, deja paso ahora a unas rentabilidades más ajustadas al escenario de tipos casi nulos. ¡Mucha de la deuda soberana europea ni siquiera cubre el coste de la vida! ¿Hacia qué horizonte hay que mirar entonces para conseguir rendimientos reales? Dar en la tecla con la renta fija ya no es tan sencillo.

Si un inversor aspira a una rentabilidad mínima del 2 por ciento a través de deuda pública española, su única opción son los bonos con una vida de al menos 9 años. Con duraciones inferiores, y esperando al vencimiento, es imposible alcanzar esta expectativa. Esto mismo que sucede en España ocurre en otras grandes economías del mundo.

Los rendimientos que al menos ronden ese 2 por ciento se reducen a plazos largos. Para encontrar un interés de ese calibre hay que irse a un vencimiento de 10-15 años teniendo en cuenta los rendimientos que ofrecen en estos momentos los bonos de las 20 mayores economías occidentales (ver gráfico). Esto sin incluir a países emergentes, que todavía siguen ofreciendo rentabilidades más elevadas, pero que, aunque los expertos están recomendando ahora deuda de estas economías en divisa local, su riesgo (por mucho que sea renta fija y no variable) es mayor para un inversor de perfil conservador.

Diferenciar por regiones

Gestionar la duración en la renta fija se ha convertido en uno de los aspectos cruciales. "La duración y la volatilidad de las divisas serán los mayores riesgos durante los próximos 12 meses para los fondos de renta fija", expone Regina Borromeo, gestora en Legg Mason. Y es que se cruzan varios aspectos contradictorios. Por un lado, las pocas opciones de encontrar intereses atractivos obligan a mirar hacia el largo plazo. Pero, por otro, no se puede olvidar que el escenario actual de tipos nulos no será permanente, pese a que el crecimiento sigue estancado en algunas regiones. "Somos algo cautos en lo relativo a los plazos muy largos", apunta Gerard Vaqué, responsable de renta fija del centro de inversiones de Deutsche Bank. El experto señala su preferencia por "un horizonte temporal en el tramo medio de la curva, en plazos entre 5 y 7 años, por las posibles tensiones que se puedan producir en cuanto a los tipos de interés en el medio plazo, de forma que se evite un fuerte impacto sobre el precio de estos bonos en mercado secundario por su duración". En este tramo medio es posible cazar rendimientos entre el 1 y el 1,6 por ciento en países como España o Italia, mientras la deuda alemana no ofrece ni un 0,5 por ciento a esos plazos. Otra cosa es EEUU. La deuda estadounidense se mueve en un escenario distinto, ya que, salvo sorpresas, la Reserva Federal iniciará la subida de tipos el próximo año. Hoy un bono americano a 7 años ofrece un 2,2 por ciento.

"En zonas en las que se está produciendo un cambio de ciclo, como EEUU o Reino Unido, evitaríamos estar largos en duración", recomienda Alicia Arriera, directora de sicavs de Inversis Banco. "En cambio, en la zona periférica sí hay algo de recorrido adicional y se puede tirar más del plazo", señala la experta. Alicia Arriera explica que los niveles de inflación, la otra gran variable que debe tener en cuenta el inversor, seguirán bajos y que eso permite margen para ganar en el largo plazo. Al final, un 2 por ciento con la inflación de la zona euro en el 0,3 por ciento proporciona una rentabilidad real del 1,7 por ciento. Su preferencia en la periferia son Portugal, Italia y España, en ese orden.

A diferencia de estos países, en los que aún es posible pulsar teclas con las que tocar rentabilidades del 2 por ciento en vencimientos largos, no ocurre lo mismo en algunas de las mayores economías del mundo. Es el caso de Japón, Suecia y Suiza; donde ninguno de sus plazos ofrecen rendimientos superiores al 1,7 por ciento en el mercado secundario. ¡Ni siquiera cuando se busca a 30 años!

La melodía que suena en Japón difiere de la de Europa y más de la de EEUU. En Japón, la política monetaria laxa de su banco central (BoJ) ha ido incluso más lejos que la del BCE, con varias rondas de expansión cuantitativas incluidas dentro de lo que ha sido bautizado como Abenomics, que no han servido para que su economía crezca. En este escenario, la deuda japonesa a corto plazo ofrece rentabilidades negativas en el secundario -igual que sucede ya en Alemania, Francia, Holanda, Bélgica y Finlandia- y a largo, lo máximo es un 1,7 por ciento a cambio de inmovilizar la inversión durante 30 años.

Los fondos: una tecla gastada

A pesar de que la deuda de estos países se intercambie ahora a tipos negativos, lo cierto es que esa misma deuda ha proporcionado hasta ahora abultadas ganancias a las carteras de los fondos de deuda pública europea.

Los más de 900 que se comercializan en todo el mundo se anotan de media una rentabilidad anualizada del 6,68 por ciento en 2014 -de los que se venden en España el más rentable es el Pioneer SF Euro Cv 7-10 year I EUR, que suma un 12,18 por ciento de rentabilidad anualizada este ejercicio-. Y si algo pone de manifiesto la foto mundial es que los que más ganan son precisamente los que eligen emisiones a largo plazo, ya que suman de media un 8,12 por ciento anualizado en lo que va de año frente al 1,77 por ciento que obtienen los que se decantan por la deuda a corto plazo.

Si bien es cierto que los títulos con menor vencimiento son los que más se han beneficiado de la relajación que se vive en el mercado de deuda, también lo es que las rentabilidades que se pagan en horizontes más largos son cada vez menores. Eso significa que los mismos fondos que ahora ofrecen jugosas rentabilidades a quienes invirtieron en ellos a principios de año, en un futuro, cuando renueven sus carteras, será imposible que lo hagan a los intereses de antaño. Y eso es algo que todo aquel que esté pensando en entrar ahora en un fondo de renta fija pública europea debe valorar. Porque además, a lo que gane deberá descontar las comisiones. Por ello, la recomendación es que a la hora de decantarse por un fondo de esta categoría sea flexible, por eso de que el gestor puede jugar con las duraciones de la cartera.

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