
La recomendación es no cambiar la estrategia y si acaso pretende estar desconcertado del mercado, aumentar la liquidez de su cartera a un porcentaje superior del que supone habitualmente.
Madrugar lo suficiente para coronar la primera línea de playa con la sombrilla, elegir qué ver primero cuando se llega a una ciudad nueva, poner el móvil en silencio para desconectar de lo cotidiano... Esas mil y una preocupaciones que se crean en verano y en las que no entra seguir minuto a minuto qué se cuece en el mercado. Para tranquilidad de muchos, lo que parece estar claro es que, a pesar de que la bolsa pueda estar cara porque las mejoras de beneficios no terminan de llegar, la tendencia alcista continúa y en renta fija, aunque no hay mucho que rascar, aún quedan algunas oportunidades. ¿El principal consejo? No cambiar la estrategia de inversión por la llegada de las vacaciones y para los inversores más conservadores que no quieran llevarse ningún susto, aumentar más de lo habitual el porcentaje de la cartera destinado a liquidez.
Los mercados no descansan ni en verano. Por ello, si es de los que tiende a asustarse con según qué movimientos, Antonio Salido, director de márketing de Fidelity, recomienda "invertir la extra en un plan de suscripciones periódicas mensuales, con el que no es necesario preocuparse de si el mercado sube o baja porque con él se cogen distintos precios de mercado. Ahora bien, si se es excesivamente conservador, otra opción es tener más liquidez en cartera de la que habitualmente corresponde". Con ello, "el inversor no ganará, pero tampoco va a perder", explica Salido.
Aunque el hecho de tomar precauciones adicionales en verano no responde precisamente a que existan malas previsiones de mercado, sino por pura tranquilidad del inversor. Al revés, las que hay son muy positivas. Y lo que está más que claro es que el activo favorito para afrontar la segunda parte del año no ha cambiado. La renta variable -la europea antes que estadounidense- volverá a ser el blanco de los inversores. El porqué lo explica Raquel Blázquez, gestora de carteras de fondos de inversión y sicav de Ibercaja Gestión, que justifica el optimismo hacia los activos de riesgo en cinco factores: "La falta de inversión alternativa, el auge de las operaciones corporativas -cuando hay mayor actividad el múltiplo medio que se paga por los mercados es más alto-, la valoración relativa, los flujos que se producen hacia la renta variable que seguirán apoyando a las valoraciones y el crecimiento de beneficios, que aún no ha llegado". Por ejemplo, desde que empezó el año, sólo un tercio de las cotizadas del principal selectivo español ha visto cómo su previsión de beneficio ha mejorado respecto a la que el consenso de mercado recogido por Factset hacía en enero, siendo las tres más fuertes las de Bankia, Sabadell y Grifols.
Precisamente, la ausencia de mejoras de beneficios unido a que el PER -el número de veces que el beneficio se recoje en el precio de la acción- del Ibex 35 se sitúa en las 17 veces -es la bolsa más cara de toda Europa-, invita a pensar en una posible corrección del principal selectivo español a corto plazo. Sin embargo, el atractivo que guarda el índice para Firmino Morgado, gestor del mayor gestor de renta variable española (el Fidelity Iberia Fund), es que "actualmente hay muy pocos mercados -como el español- que puedan ofrecer un recorrido alcista del 50 por ciento hasta sus máximos históricos".
A su favor juega también el atractivo de las retribuciones. "Los mercados se valoran en relación con el bono y por el yield. Y en el caso del español, el yield son los dividendos. Ahora ofrecen un 4,5 por ciento de media con los tipos de interés al 0,15 por ciento y eso no es caro. Además, cuando se habla del PER -el número de veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción-, hay que tener en cuenta que España es un país en recesión". Y eso, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), podría cambiar este mismo año. La razón es que el organismo espera que la economía española avance un 1,2 por ciento este año, en lugar del 0,6 por ciento que preveía antes.
Europa, primer plato y Estados Unidos, el segundo
La misma previsión manejan en Banca March, donde aseguran que la economía española crecerá a tasas superiores al promedio de la zona euro. Desde la firma aseguran que aunque aún existen factores que limitarán el avance -como la alta tasa de paro, el endeudamiento o el déficit público-, las bolsas seguirán soportadas por la liquidez provista por los bancos centrales, los tipos bajos y la falta de alternativas rentables para los inversores. "Por zonas geográficas preferimos los mercados europeos, pero también confiamos en el carácter defensivo de la bolsa de Estados Unidos", apuntan. Su visión coincide con la que mantienen en Citi. En palabras de Juan Luis Luengo, responsable de fondos de inversión de la entidad, "los bancos centrales van a seguir en modo acomodaticio -política monetaria laxa- incluso con el fin del tapering de la Fed. Dado que el BCE puede iniciar un programa de compra de activos de cara a finales de año y que eso beneficiará a los activos de riesgo, creemos que es mejor apostar por los mercados europeos -Japón también, por los mismos motivos, pero cubriendo la divisa-. Además, creemos que los flujos de dinero van a seguir apoyando los mercados de renta variable después de años de desinversión en acciones. En este sentido, Europa también será beneficiada". No obstante, Citi también sobrepondera Estados Unidos, ya que "será uno de los países más fuertes en términos de revisiones positivas de beneficio".
La idea de invertir en el Viejo Continente sin perder de vista la renta variable americana se repite entre la mayoría de firmas de inversión. "En Mutuactivos recomendamos tener en torno a un 40 por ciento en renta variable europea-fundamentalmente España- para un perfil dinámico, sin olvidar Estados Unidos. Si el inversor es moderado, un 20 por ciento y si es conservador, un 10 por ciento", apunta Juan Orero, Jefe de equipo asesor patrimonial en Mutuactivos.
La renta fija también tiene un hueco
No obstante, en lo que coinciden todos los expertos es que, a pesar de los limitados rendimientos que ofrece hoy en día la renta fija, este activo también debe estar presente en las carteras. "Aunque lo óptimo es tener una cartera con sesgo a renta variable, no me olvidaría de la renta fija", añade Fernando Luque, editor senior de Morningstar. La cuestión es qué tipo elegir.
Primer secreto a voces: la deuda pública carece de recorrido. "En ese tipo de deuda el inversor no conseguirá plusvalías porque va a cupón. Sin embargo, las nuevas medidas del BCE introducirán un nuevo competidor en el mercado de deuda que dotará de atractivo a la renta fija corporativa europea, que hará que tenga un margen del que carecía ya", señala Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis. "Tampoco hay que perder de vista a la renta fija emergente. Estos países tienen que asegurarse de que el dinero que ha entrado no se va y lo harán pagando, dando lugar a una guerra del pasivo. Y para aprovecharlo existen distintos fondos muy adecuados", añade. De la misma opinión es Antonio Salido, director de marketing de Fidelity, que asegura que ven valor "en renta fija emergente en dólares".
Cómo distribuir los activos en una cartera moderada
Claro que la dificultad muchas veces reside en qué porcentaje destinar a cada activo. Para una cartera moderada, la apuesta de Ibercaja es dedicar un 35 por ciento a renta variable, un 31 por ciento a renta fija, un 14 por ciento a activos monetarios y el resto a fondos de retorno absoluto o gestión dinámica. "En renta variable, por área geográfica, sobreponderaríamos Europa frente a Estados Unidos. Y tendríamos hasta un 3 por ciento en emergentes. Por sectores, jugaríamos de forma específica, el sector inmobiliario y por estilo de inversión, las small caps y las compañías de elevada rentabilidad por dividendo", explica Raquel Blázquez. Para la renta fija, además de la deuda pública y la corporativa, en Ibercaja explican que además incorporarían hasta un 5 por ciento en high yield y un 3 por ciento en deuda emergente en divisa local.
Por el contrario, la cartera idónea de Citi estos momentos para alguien que también esté dispuesto a asumir algo de riesgo incluye un 57 por ciento de renta variable y un 43 por ciento en renta fija. "Las razones de sobreponderar la renta variable a la renta fija son varios. Por un lado, los flujos de dinero van a seguir apoyando los mercados de renta variable después de años de desinversión en acciones. Por otro, se espera que se produzca una mejora global en el crecimiento de la economía (3,5 por ciento en 2015), liderado por el avance de la estadounidense, que se trasladará a los beneficios de las compañías -sobre todo a Japón y Estados Unidos, donde existen el mayor número de revisiones positivas-. Y por último, nuestros analistas prevén que la rentabilidad del bono americano a una década puede escalar hasta el 3 por ciento en el primer trimestre de 2015, lo que debería impactar en todos los mercados de bonos", explica Juan Luis Luengo, de Citi.