El banco central de Suecia tiene un problema complicado: tiene que enfrentarse al mismo tiempo a los síntomas de una caída de los precios y a una más que incipiente burbuja inmobiliaria. Y, de fondo, un crecimiento que no es suficiente para que baje el paro. La agresiva rebaja de tipos de hoy, que ha sorprendido al mercado, muestra la división de opiniones: el consejo ha votado en contra de la opinión del gobernador, algo que no había ocurrido nunca.
En concreto, el Riksbank, ha rebajado los tipos de interés en 50 puntos básicos, hasta dejarlos en el 0,25%, cuando el consenso del mercado esperaba una rebaja de 25 puntos, hasta el 0,5%. El movimiento ha hecho que la corona sueca se desplome más de un 2% frente al euro, cayendo hasta su nivel más bajo desde noviembre de 2010.
División en la lucha contra la deflación
A pesar de que ya había avisado de que actuaría, no se esperaba una rebaja de este calibre. De hecho, el gobernador Stefan Ingves, ha votado por una reducción de solo 25 puntos básicos. Sin embargo, la votación del consejo ha sido 4-2, siendo la primera vez en la historia que se decide en contra del criterio del gobernador.
Además, el regulador sueco ha asegurado que no habrá ningún aumento del tipo de referencia hasta finales del año que viene. La reducción enviará "una señal clara de que la política monetaría se asegurará de que la inflación se acerque al objetivo en un futuro cercano razonable", explicó el Riksbank en un comunicado.
La entidad ha sido duramente criticada en los últimos tiempos, ya que ha sido incapaz de alcanzar su objetivo de inflación del 2% en los dos últimos años. Los reguladores se han mostrado cautos porque estos precios bajos coinciden con una deuda de las familias en niveles récord.
En concreto, el índice de precios al consumidor cayó al -0,2% interanual en el mes de mayo, quinta caída consecutiva. Las previsiones del banco central apuntan a que el IPC cerrará el año en el 0,6%, subirá al 1,6% en 2015 y al 2% en 2016.
Los suecos, demasiado endeudados
Curiosamente, mientras los síntomas de flojera en los precios son evidentes, hay un apartado donde no caen, sino todo lo contrario: la vivienda. Pero el Riskbank, aunque reconoce el riesgo, asegura que son otros los que deben actuar.
Y es que sobre Suecia sobrevuela el riesgo de una burbuja de crédito, ya que los precios de la vivienda se han triplicado desde 1995 y la deuda de los consumidores se ha duplicado hasta el 175% de los ingresos disponibles.
Por ello no sorprende que el Riksbank, atrapado como está entre la deflación, una burbuja inmobiliaria y un crecimiento insuficiente para que baje el paro, haya pedido que se lleven a cabo otras medidas "para gestionar los riesgos ligados al endeudamiento de las familias y el desarrollo del mercado de la vivieda".
"Para reducir los riesgos no es suficiente con tomar medidas para mejorar la solidez del sistema financiero; también se requieren medidas dirigidas directamente a la demanda de crédito de las familias", señala en su comunicado.
El propio banco central ha alertado en numerosas ocasiones que los bajos costes del crédito podrían inducir a las familias a endeudarse demasiado y amenazar la estabilidad financiera. Hoy, el gobernador ha insistido en ello en ruedo de prensa, asegurando que los suecos se están endeudando demasiado y de forma insostenible. Pero ha asegurado que son otros los que deben actuar.