García Paramés se ha ganado por derecho propio el sobrenombre del Warrent Buffett español. Primero, porque son los propios inversores quienes lo han elevado a los altares como uno de los pocos profetas que tiene el mercado español. Y segundo, porque la santificación le llega después de dos décadas de trayectoria perfeccionando una estrategia de inversión que es tan lógica y comprensible como difícil de replicar.
"El 90 por ciento de tiempo lo dedicamos a encontrar la ventaja competitiva que ofrece una compañía", así de sencilla es la fórmula de la Coca-Cola de Bestinver en palabras de Francisco García Paramés. El problema es que las copias de la Cola-Cola no saben igual. A lo que se une que ha sido capaz de construir una marca tan potente en la que ha fidelizado al cliente desmontando el paraguas comercial del propio El Corte Inglés. "El cliente no tiene la razón, entra en razón. Cuando se produjo la caída de Lehman sufrimos reembolsos del 20 por ciento. Sin embargo, con la crisis griega, pese a caer más del 20 por ciento el patrimonio en línea con el mercado, no hubo salidas de capital", comenta García Paramés.
El gestor estrella del mercado español ha domesticado a sus seguidores y lo ha conseguido con una estrategia de marketing contraria a la que se enseña. "No veo clientes, accionistas, no leo periódicos, veo noticias a las seis de la tarde... Bueno veo algún cliente, mis hermanas, amigos", comenta con la sonrisa pícara de quien más parece un seminarista y en realidad es cardenal de una religión. Prelado que incluso manda más que el Vaticano. En este caso los Entrecanales, propietarios de Bestinver y necesitados de hacer caja, que tomarán la decisión de vender Bestinver si es del agrado de su gestor estrella y su equipo, Álvaro Guzmán y Fernando Bernad.
Lo logrado por García Paramés se cuenta a toro pasado como lo que hizo Miguel Muñoz con el Real Madrid y que le convertirán siempre en el técnico blanco más laureado con 9 ligas, 2 copas, 2 copas de Europa y una Intercontinental. Teóricamente sencillo para aquel Madrid de ensueño. Pero en el que Muñoz hizo como Paramés creíble lo fácil y aplicable lo difícil. Fue el encargado con su prudencia como jugador de atemperar el genio de Di Stéfano en las concentraciones y como entrenador de sacar al divo del equipo después de que Bernabéu lo reconvirtiese de monaguillo a fraile a través de Plus Ultra. Muñoz logró lo que todos creemos que hubiésemos hecho con ese Real Madrid en el que sucedían y apagaban estrellas. Y su mayor mérito seguramente fue preservar durante más de tres lustros el ansia de ganar con tantas figuras durante mucho tiempo. Muñoz a la bolsa sería un gestor de valor alcista como Paramés, defensor de la filosofía de que si las compañías van ganando más dinero, las cotizaciones van por detrás subiendo.