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Petróleo, ¿pero qué clase de petróleo?: no todo el 'oro negro' es igual

"El precio del petróleo está subiendo". Seguramente ésta no sea la primera ni la última vez que oigamos esta frase. Sin embargo, posiblemente nos sorprendiésemos si alguien añadiese: "Está subiendo el precio… pero ¿de qué tipo de petróleo?" Efectivamente, el precio del barril de petróleo sigue creciendo.

Efectivamente también, la pujante demanda de los países en vías de desarrollo (Chindia con especial fuerza), la actuación de los mercados financieros, los perversos efectos de la regulación y las rigideces en la producción, siguen impulsado la demanda, sin que el impacto sobre los precios parezca tener fin.

Sin embargo, no se puede decir que la demanda de petróleo sea uniforme. Nada más lejos de la realidad. Existen multitud de variedades de petróleo en función de variables tales como su densidad, la cantidad de azufre que tiene en su composición y/o la (mayor o menor) dificultad para su extracción.

Tipos principales de petróleo

A grandes rasgos -como ya sugerimos ayer- podemos diferenciar dos tipos principales de petróleo: de una parte, el convencional y, de otra, el no convencional. Mientras que el primero suele ser más ligero (light), tener menos azufre (sweet) y también suele ser más fácil de extraer (easy-to-find), el segundo, por el contrario, tiende a ser más denso (heavy), contiene más azufre (sour) y normalmente resultará más difícil de extraer (hard-to-find).

Pese a todo ello, cuando hablamos de petróleo, solemos referirnos a él sin hacer distinción de ningún tipo. Suele considerarse que es un único producto. La razón fundamental radica en que el tipo de crudo que se demanda en la mayoría de economías avanzadas es el convencional, de ahí que se identifique la parte con el todo.

Es más, los precios que reflejan los mercados de referencia al uso son precisamente los precios a los que el crudo convencional se está negociando en el mercado: en este sentido, el West Texas Intermediate norteamericano sirve de referencia para el Hemisferio Occidental, el Brent del Mar del Norte es el preferido en Europa, África, Asia Central y Oriente Medio y, por último, tenemos el Dubai Fateh, que es el índice de referencia para el resto de Asia.

La calidad

La composición de cada tipo de petróleo determina su calidad y ésta condiciona dos factores importantes. Primero, la facilidad para su extracción, producción y posterior refino. De ahí que, a mayor calidad, menores costes. Y segundo, la proporción de hidrocarburos en su composición.

Así, mientras que los hidrocarburos pueden llegar a representar el 95% de la composición del petróleo convencional (el 5% restante son metales o sulfuros), no suelen alcanzar más del 50% en el no convencional. En el caso de crudos muy pesados, lo normal en transformarlos en petróleo sintético para que luego puedan ser refinados.

Aunque fue en las crisis de los años setenta cuando se puso la vista por primera vez en el crudo no convencional como fuente alternativa de energía, no ha sido hasta hace relativamente poco -seguramente al calor de los mayores precios energéticos- cuando su producción ha empezado a incrementar notablemente su proporción sobre la producción mundial de crudo.

El abastecimiento mundial actual

Sin ir más lejos, el año pasado representó un 25% de la producción mundial y -dadas las inversiones y las reservas, actuales y previstas- se estima que esa proporción pueda llegar hasta el 40% en el 2015. Teniendo en cuenta que en el año 2000 sólo representaba el 16%, es fácil hacerse una idea de la creciente importancia que este producto empieza a tener en el abastecimiento mundial actual.

En resumen, la producción de petróleo convencional lleva tiempo cayendo respecto al no convencional. ¿Por qué? La causa última no es otra que su condición finita (no renovable). Es razonable pensar que, dado que las reservas recuperables de petróleo (es decir, aquellas que podemos extraer con la tecnología de que disponemos hoy) son finitas y que sólo se ha descubierto un yacimiento importante desde 1990, una vez se alcance el nivel máximo de extracción (peak oil), la producción empezará a reducirse hasta que no haya nada más que extraer.

Cuanto más rápida haya sido la extracción previa, más rápida será la caída posterior. Este proceso, si se produce a nivel agregado, generaría un drástico ajuste vía crecientes precios en paralelo a la caída en la producción.

Separar en el futuro

Ahora bien, en mi opinión, sería más acertado hablar de un peak oil por tipo de petróleo (convencional y no convencional) antes que de un peak oil global. En este sentido, los avances en tecnologías productivas que permitan aumentar la capacidad de extracción del petróleo convencional y recuperar antiguas cuencas, la búsqueda de nuevos yacimientos petrolíferos y las inversiones en petróleo no convencional, seguramente tengan todavía mucho que decir.

En definitiva, aunque la producción mundial de crudo se haya visto ligeramente incrementada en 2007 (unos 190.000 barriles), ha sido la producción no convencional la que ha más que compensado la caída en la producción del crudo convencional.

Este desequilibrio está disparando los precios del segundo (tal y como reflejan los índices de referencia al uso: WTI, Brent y Dubai Fateh), al tiempo que deprimen los del primero, como es el caso del crudo de México, Venezuela o Irán.

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