Bolsa, mercados y cotizaciones

El BCE recorre el camino hacia la pérdida de su independencia

Alessandro Tentori, jefe del equipo de análisis de tipos de interés de Citi, señala la influencia política en la última rebaja de tipos de la entidad y prevé un nuevo recorte y facilidad de depósito en negativo.

La reunión de noviembre del Banco Central Europeo (BCE) estuvo lejos de ser una reunión ordinaria. Las medidas adoptadas fueron históricas, con un recorte de los tipos de interés oficiales al mínimo del 0,25%; pero también las causas que precedieron a la decisión. Así lo señala Alessandro Tentori, estratega jefe de tipos de interés globales de Citigroup. El frenazo de la inflación fue la causa esgrimida por el presidente de la entidad, Mario Draghi, para justificar la decisión, sin embargo, el motivo pudo ser diferente. "Creo que el recorte de tipos de noviembre fue una decisión dictada por los políticos", advierte el analista. Días antes de la reunión de la institución los ministros de Finanzas de Italia, Fabrizi Saccomani, y de Francia, Pierre Moscovici, reclamaron a la entidad que pasara a la acción ante la fortaleza del euro en el mercado de divisas, lo que, en opinión de Tentori, fue determinante para que el Consejo de Gobierno del BCE optase por una medida histórica.

"Cuando eres un banco central que tiene unos tipos de interés próximos al 0%, que la transmisión de la política monetaria no funciona y que los instrumentos tienen menos y menos efectividad, creo que lo que quieres es actuar próximo a los ministerios de Hacienda y Economía y a las fuerzas políticas", reconoce el experto en banca central. "Por eso creo que la rebaja de los tipos de noviembre es el primer paso del BCE para perder su independencia al intentar acomodar su política de forma más coherente con las políticas fiscales de la eurozona". En este sentido da una de las claves para los próximos meses: si prosigue la fortaleza del euro frente al dólar puede ser la antesala de nuevos esfuerzos monetarios por debilitar el tipo de cambio. El pasado viernes el euro superó los 1,38 frente al billete verde por primera vez en 2014 y prosigue su escalada.

'Paleta' en blanco y negro

Los últimos indicadores macroeconómicos conocidos en la eurozona podrían ser motivo suficiente para forzar al BCE a introducir más estímulos. Al margen del tipo de cambio, la caída de la inflación también podría presionar. El indicador adelantado de febrero de España señaló el viernes una contracción de los precios del 0,1% interanual, mientras que los préstamos a hogares y empresas cayeron en enero un 2%, según los datos publicados por el BCE. No será necesario que Draghi busque muchas más excusas para justificar una nueva ronda de estímulos.

El problema que surge en este punto es que la paleta de colores que tiene el BCE para dibujar su política monetaria es limitada y, además, se encuentra maniatada por la ruptura del canal de transmisión. Esto significa que las herramientas de las que dispone la entidad tienen un impacto limitado en un contexto de fractura de las condiciones monetarias entre los distintos países, advierte Tentori. Una ronda de estímulos cuantitativos (quantitative easing) al estilo de la Reserva Federal es difícil, ya que "¿qué indicador utilizaría la entidad para comprar bonos de unos países u otros? ¿El equivalente al PIB de cada país?", en este caso, compraría más bonos alemanes que de aquellos países en problemas. Y si se centrase sólo en aquellos estados miembro donde el tipo de interés de su deuda se disparase empleando operaciones esterilizadas (retirar de algún sitio tanta liquidez como se inyecte por otro) ¿cómo le explicaría a millones de ciudadanos que sus rentabilidades suben en sus países mientras las de otros caen?

Escala de grises

Al final, por mucho que el BCE se esfuerce en pintar un cuadro colorido, poco puede lograr con una paleta de grises. La única vía que tiene la entidad para inyectar liquidez en el sistema es hacerlo a través de los bancos, por lo que la lucha contra la falta de crédito se complica. Draghi y sus chicos no pueden forzar a la banca a conceder préstamos, por más que pongan a su disposición liquidez ilimitada a tipos de interés próximos a cero.

"Soy escéptico respecto a las posibilidades monetarias de la eurozona", reconoce Tentori, "por la fragmentación interna, porque el BCE no dispone de los instrumentos suficientes y porque ha perdido parte de su independencia". En sus previsiones de futuro el experto en bancos centrales prevé un nuevo recorte de los tipos de interés de la eurozona hasta el 0% hacia finales del primer semestre, "probablemente en junio", y un cambio en la facilidad de depósito a tasas negativas, del 0,1%.

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