
Desde su creación, hace ahora dos décadas, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha vivido numerosos escándalos que han puesto en entredicho su nombre. Esta semana, el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, confirmó los planes del Gobierno de llevar a cabo una reestructuración del orgadnismo.
Un adiós sonado
"Honor a aquellos que en sus vidas custodian y defienden las Termópilas. Sin apartarse nunca del deber, justos y rectos en sus actos… Y más honor aún les es debido, a quienes prevén (y muchos prevén) que Efialtes aparecerá finalmente, y pasarán los persas". Estos versos del poeta griego Constantino Kavafis fueron recitados, hace un año, por Manuel Conthe, ex presidente de la CNMV, ante la Comisión de Economía del Congreso.
Era el discurso de su adiós. Su despedida. Una dimisión que aprovechó para ofrecer un último "homenaje a todos los profesionales que, con su buen hacer, han defendido la independencia de la CNMV frente a influencias ajenas". Y añadió: "Los historiadores de la CNMV dirán si alguna vez hubo un Efialtes y si los persas pasaron. Pero puedo asegurarles que, si tal ocurrió, yo sólo vi firmeza y rectitud dentro de la CNMV, una institución que, sacudida desde sus cimientos por lejanas crisis en una época ya remota, es hoy un modelo de profesionalidad, independencia y solidez".
Pero ni la profesionalidad, ni la independencia, ni la solidez de estos profesionales consiguieron frenar a los persas de Acciona y Enel, que conquistaron Endesa al filo de la ley y desataron el último gran escándalo en la historia del organismo. Otra vez, los cimientos de la institución fueron sacudidos.
Desde Endesa hasta Ibercorp
En 1988, el Gobierno socialista de Felipe González creó la CNMV y puso al frente a Luis Carlos Croissier, quien acababa de cerrar la puerta de su despacho como ministro de Industria y Energía. Un nombramiento que desde el principio puso en entredicho la independencia del organismo frente al Gobierno, como tristemente se ha ido demostrando.
La última gota, aquella que hizo rebosar la paciencia de Conthe y presentar su dimisión, fueron los contactos entre la Oficina Económica de Moncloa y Carlos Arenillas, vicepresidente de la CNMV, durante los dos años y medio que Conthe estuvo al frente del organismo.
Según él mismo denunció, la primera vez que tuvo constancia de los intereses que unían a los asesores del presidente del Gobierno y al vicepresidente de la CNMV fue nada más llegar al cargo, cuando el actual ministro de Industria, Miguel Sebastián, quiso revivir el caso FG Valores, que salpicaba directamente al presidente de BBVA, Francisco González, antiguo jefe de Sebastián y actual enemigo.
Más ejemplos
Conthe denunció que "el sábado 15 de enero (de 2005), Arenillas me llamó, asegurando que tenía un documento muy importante y debíamos vernos cuanto antes". Fue a casa del vicepresidente y, nada más entrar, le enseñó un dossier sobre la venta, una década antes, de la sociedad FG Valores a Merrill Lynch. "En el sofá de su casa, Arenillas me dijo que le habían convocado en La Moncloa, en la Oficina Económica de Presidencia, y le habían dado esa información".
Ésta no fue la única ocasión en que los asesores personales del Gobierno intentaron dirigir los destinos de la CNMV. Durante la guerra de opas sobre Endesa, también hicieron llegar a Arenillas las preferencias del Gobierno en la pugna que mantenían E.ON, por una parte, y Acciona con Enel, por otra, para hacerse con la mayor compañía eléctrica del país.
El bloque italo-español jugó en la cancha del vacío legal, con una promesa de opa que Conthe quiso sancionar y a la cual la mayoría del consejo de la CNMV dio luz verde. El escándalo incluyó una comisión de investigación parlamentaria, una demanda contra Arenillas y varios tirones de orejas de Bruselas, que todavía siguen dando coletazos en Europa.
Las dimensiones de este caso lo convierten en uno de los más graves vividos por el organismo, quizás sólo superado por Gescartera. De hecho, a pesar de todas las sombras que ennegrecen la historia del organismo, sólo estas dos han tenido como resultado la dimisión del presidente de la entidad.
Caso Gescartera
Fue en septiembre de 2001 cuando Pilar Valiente abandonó los mandos de la CNMV, tras encontrarse en una agenda de Pilar Giménez-Reyna, presidenta de la agencia de valores, presuntas intervenciones de Valiente en favor de Gescartera.
Aunque nunca se pudo demostrar su implicación, las conexiones de la presidenta de la CNMV con Giménez-Reyna volvieron a encender las alarmas sobre la independencia.
Sobre todo, tras la dura pugna que mantuvo el antecesor de Valiente, Juan Fernández-Armesto, por intentar salvaguardar al organismo de intereses políticos y empresariales. Una quimera que concluyó con su no renovación del cargo.
Durante los cuatro años que estuvo al frente de la CNMV, intentó lidiar una batalla en contra del cáncer de la información privilegiada, sin apenas frutos.
Escándalos con nombre y apellidos
Entre los casos más llamativos destaca el protagonizado por el sobrino de César Alierta, entonces presidente de Tabacalera. En el verano de 1997, Luis Javier Plácer invirtió 2,31 millones de euros en la actual Altadis. Poco después, la compañía cerró la compra de Havatampa y se benefició de una fuerte subida del precio del tabaco, que se reflejó en bolsa y permitió a Plácer ganar 1,86 millones en seis meses. Una década después, el caso se archivó por considerarse prescrito.
Un año después, se investigó a Juan Villalonga, entonces presidente de Telefónica, por adquirir 1,19 millones de euros en opciones sobre acciones justo cuando estaba negociando en secreto una fusión con la estadounidense WorldCom. Al enterarse, Fernández-Armesto le recomendó que anunciara públicamente su compra. Villalonga optó por vender, con un beneficio de 21,3 millones. Nunca se pudo demostrar que hubiera operado con información privilegiada.
Donde sí quedó demostrado fue en la opa de Endesa sobre Fecsa. El Ministerio de Economía sancionó al presidente de la eléctrica catalana, Javier Echeverría, y a su director de Tesorería, Marcelino Álvarez, con 12.000 euros, y a sus respectivos hijos, que habían adquirido títulos de la empresa dirigida por sus padres justo antes de la operación, con multas de 30.000 euros. Sin embargo, en mayo de 2002, la Audiencia Nacional anuló el castigo por considerar que no podía demostrarse que los hijos hubieran tenido conocimiento de la opa por sus padres.
Probablemente, Fernández-Armesto y Croissier vivieron los periodos más oscuros de la institución, ya que estuvieron en la época de mayor corrupción de la vida empresarial española. Bajo el mandato de Croissier, la CNMV sancionó a varias sociedades de Ibercorp, con siete millones de euros; y el Ministerio de Economía impuso tres multas al Grupo Torras-KIO. Dos casos que, 15 años después, continúan siendo sinónimos de corrupción.
Dos décadas de supervisión bursátil
Presidentes y principales hitos de un organismo polémico.

Fuente: elEconomista