
Cuando el Banco de Japón (que el miércoles encajó la dimisión de su gobernador un mes antes de que expirara su mandato) anunció hace algunas semanas que modificaba su objetivo de inflación, para aumentarlo del 1 al 2 por ciento, muchos se sorprendieron de este giro en sus prioridades. Y es que el ejemplo de Japón demuestra que "ha habido un cambio de mentalidad importante", explica Ignacio Rodríguez, director de ventas de la gestora M&G para España, Portugal y América Latina.
Según este experto, el escenario en el que se mueven ahora los bancos centrales "ya no es el de la era Volcker. La de ahora es una época más parecida a la posterior a la II Guerra Mundial: entonces, los países estaban fuertemente endeudados y apostaron por una pequeña inflación controlada".
¿Qué beneficios puede tener el aumento del coste de la vida? Para empezar, "disminuye la deuda (pública de un país) en términos reales". Pero no sólo eso: dentro de los males que pueden aquejar a una economía, más vale el mal de la inflación, siempre dentro de unos límites, que el mal de la deflación, situación en la que se produce una caída prolongada de los precios.
Y es que "luchar contra la deflación es extremadamente difícil. Sobre todo en casos como el de Japón, que es uno de los países desarrollados más endeudados. La Fed también prefiere que haya inflación antes que deflación, porque cuentan con algunas herramientas para combatirla".
Incluso los inversores cuentan con algunas formas de ganar cuando sube el coste de la vida. Hablamos de los bonos ligados a inflación (BLI).
Pero, ¿cómo funcionan estos productos? Normalmente son emisiones a largo plazo, "incluso superiores a 10 años". Y precisamente uno de los problemas que existe al invertir en estos bonos, tal como explica Rodríguez, es que "son muy sensibles a las variaciones en los tipos de interés, por esos vencimientos tan largos. Además, no todos los países emiten este tipo de deuda y es menos líquida que los bonos tradicionales".
A corto plazo, apunta este experto, "es cierto que los bonos ligados a inflación no son lo más interesante, puesto que aún no estamos en un período de recuperación económica. Pero un poco más adelante este activo, que está olvidado y bastante infravalorado sí va a ser importante. Por ello, éste puede ser un buen momento para realizar algún movimiento en este mercado", recalca.
Invertir en esta deuda
Cuando comience a repuntar la inflación, surgirán oportunidades en este papel, y no sólo en el ámbito público. También encontramos algunos ejemplos de bonos ligados a inflación emitidos por empresas, y generalmente se trata de deuda que emiten las compañías cuyo negocio está muy ligado a la inflación, "como eléctricas, empresas de agua...".
Precisamente, M&G cuenta con un producto potente en este activo, el M&G European Inflation Linked Bond Fund. Este fondo es lo que se conoce como sintético: "cuando no encontramos el bono físico de la empresa que nos interesa, creamos uno utilizando CDS, pero siempre de una forma positiva, es decir, vendiendo normalmente protección. Es una forma de dar liquidez a un mercado que no tiene demasiada", apunta Rodríguez.
Sin embargo, si en lugar de deuda corporativa lo que verdaderamente le interesa es la gubernamental, puede encontrar un buen puñado de productos para invertir en bonos ligados a inflación tanto de la zona euro, como de Estados Unidos y Reino Unido. Aunque, en general, no son demasiado grandes: muchos no superan siquiera los 100 millones de euros. Algo que se debe tener en cuenta de cara a valorar la liquidez de estos fondos.