
Tras la colocación de un porcentaje del capital de Enagás repasamos cómo controlar el riesgo en otras compañías.
No hace tanto tiempo que ser un valor de la cartera industrial de una caja era un plus que los analistas tenían en cuenta a la hora de valorar a una compañía. Esta presencia aportaba un toque de interés y seguridad, dado el carácter estable de las cajas como inversores. Pero las cosas cambian muy rápido.
Hace un año, a las empresas participadas por las antiguas cajas de ahorros, se les miraba con desconfianza debido a que se entendía que eran candidatas a una desinversión. Pero ahora la cosa ha cambiado. Ya no se les quita el ojo de encima porque tras la última reforma financiera aprobada por el Gobierno y el programa para recapitalizar al sector, da la impresión que la contrarreloj para sacar dinero de esas participaciones se ha acelerado.
Tuvimos un caso importante la semana pasada, cuando Liberbank vendió un 5% de Enagás. Aunque no es una mala noticia para la compañía, por ahora no ha conseguido recuperar los 16 euros. Un precio que sí conseguía superar al cierre el día antes de que se anunciara la colocación entre institucionales. El mercado entiende que no va a ser la única venta.
Los valores 'señalados'
La propia Liberbank controla otras participaciones. Por ejemplo, un 5% del capital de EDP, Galp y la española Ence, de acuerdo con los datos proporcionados por Banco Sabadell. Y la compañía especializada en la pasta de celulosa no es la única que podría ser vendida por una caja de ahorros en el futuro próximo.
Además de Ence, otros valores señalados por tener en su capital a cajas con necesidades de capital o ya integradas en otras entidades financieras son Fluidra, Deoleo, CAF, Sacyr e Iberdrola. Pocas de estas empresas en este momento ofrecen mucha confianza desde el punto de vista técnico.
Fluidra, de la que Banca Cívica (ahora forma parte de La Caixa) ostenta alrededor de un 8% de su capital, sería un mantener con pegas. "Llegados a este punto se puede conservar el valor mientras no ceda los 1,7 euros, ya que entonces entraría en caída libre", apunta Joan Cabrero analista técnico de Ágora. Para que pudiera reforzarse, primero debería superar los 2,55 euros.
Otra compañía en la que estaba presente Cívica y ahora La Caixa es Deoleo. El argumento es el mismo que para Fluidra. Llegados a este punto, un inversor podría conservar las acciones si es capaz de asumir un stop en la zona de los 0,26 euros. Si llegase a caer por debajo de este nivel, desde una perspectiva técnica, entraría en barrena. Si lo que se quiere es encontrar algún síntoma de fortaleza, la compañía debería superar el nivel de los 0,525 euros.
En cuanto a CAF, de la que Banca Cívica controla un 3%, que es una de nuestras estrategias en vigor, y que por ahora es un mantener más claro un inversor podría colocar un stop agresivo en la zona de los 355 euros y tendencial en los 320 euros. En el caso de perderse el segundo, sería cuando la tendencia alcista de los últimos años se quedaría tocada.
Zona de influencia gallega
Sin embargo, más allá de Banca Cívica, existen otras participaciones de las que las cajas con problemas podrían prescindir. Sacyr, de la que NovaGalicia Banco ostenta un 6,5%, es una de estas compañías y tampoco su aspecto técnico es demasiado saludable. "Es un valor del que salir, excepto si se puede asumir un stop por debajo de un euro", opina Joan Cabrero.
Ence, donde está presente Liberbank, se merecería una oportunidad por técnico. Es un mantener, siguiendo este tipo de método de análisis. Eso sí, habría que colocar un stop por debajo de los 1,68 euros.
Otra importante participación que de momento se vislumbra como una incógnita es la de BFA Bankia en Iberdrola. No obstante, el aspecto técnico de la eléctrica, también presionada por las colocaciones que ha ido haciendo ACS, es mejor. "Recomendaríamos mantener sus títulos. Se puede colocar un stop agresivo en 3,45 euros", afirma Joan Cabrero.